Julián García Candau

Demasiada paciencia

José Mourinho (don Niní) ha tenido la funesta especialidad de crear división en el vestuario y directiva, también entre los aficionados, aunque en estos hay clara mayoría en su contra e igualmente ha puesto en un brete al presidente. Florentino Pérez ha tenido que apaciguar ánimos en demasiadas ocasiones. En mi opinión, se equivocó cuando, creyendo que con ello servía los intereses del club, consideró propias del estilo del Madrid las extravagancias del entrenador. Han sido tantas sus actitudes deplorables que resulta inevitable mirar al pasado para creer que habría bastado una para destituirle. Recurrir a interpretar a don Santiago Bernabéu es vaticinar sobre el pasado. Sin embargo, son varios los viejos socios que creen que habría bastado lo del dedo en el ojo de Tito Vilanova para darle la boleta.

Florentino ha hecho largo ejercicio de paciencia. Ha ejercido de santo Job y con ello, probablemente, ha tenido que aguantarse las ganas de tomar la sublime decisión de arrepentirse del fichaje. Mourinho fue su opción. Fue error considerar que sólo por su historial, brillante futbolísticamente, merecía la pena contratarle. Independientemente de sus sistemas futbolísticos, nada parecidos al tipo de juego que gusta en el Bernabéu, personalmente ya se sabía que es proclive a actitudes que, aunque fueran en su día bendecidas, no se corresponden con lo que se quiere establecer como estilo de la entidad.

El periodo de Mourinho en el Madrid tendrá como capítulo fundamental su fracaso en los fichajes, desmesura en las inversiones y, sobre todo, decepción en lo tocante a los títulos que prometía.

Posdata. Que el Atlético sea campeón de España también duele.