Marina Castaño

Desmitificar el mito

Si hay algo de lo que abomino es de los temas tabú, de la mitificación de algunos asuntos inabordables, de esa magia o leyenda que envuelve determinadas afecciones secretas, que ni se nombran, mejor dicho, nombraban. Pero llegó la guapa Jolie, de nombre Angelina, y los tabúes se han hecho humo, la magia se ha roto, la leyenda se ha hecho trizas y la normalidad y la naturalidad han hecho acto de presencia. Tanto, tanto, que la red social Facebook ha cambiado su política de contenidos para permitir que las usuarias publiquen las fotos de sus mastectomías. ¡Hombre, ni tanto ni tan calvo! Lo mismo que no se enseñan otro tipo de cicatrices de cirugías practicadas aquí o allá por razones de sensibilidades (las de los que las observan), no se debe hacer exhibicionismo de algo que ya está perfectamente asumido por la sociedad y que ya no produce tanto temor cuando era un asunto opaco. Sabemos que está ahí y no necesitamos más. Porque quienes se ven en la coyuntura de amputarse ambos pechos no van a quedarse así, sin más, sino que existen prácticas que permiten una reconstrucción para superar el trauma de la ausencia en la anatomía femenina de las protuberancias que tanto la caracterizan. Hay más vida después de la mastectomía, lo sabemos, una vida que permite no salirse de los cánones estéticos, pero si eso es lo que nos quieren hacer comprender creo que no hace falta ese extraño exhibicionismo, no es necesario, salvo que sea una manera de desahogo por parte de la afectada, como cuando necesitamos contar una pesadilla que hemos tenido para deshacernos de ella. En ese caso, la aceptamos y callamos. Realmente, ¡qué bueno poder comunicar nuestro sentir en un aparente mundo de sordos!....