Historia

César Vidal

Diez negritos americanos

La Razón
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Seguramente, muchos de los lectores recordarán una novela de Agatha Christie titulada «Diez negritos». En ella, diez personas eran citadas a una isla donde, uno tras otro, caían muertos sin que pudiéramos saber quién era el asesino. Tanto fue su éxito que del famoso libro se realizaron distintas adaptaciones cinematográficas, incluida una soviética. Lo he recordado al contemplar el toque de difuntos por la carrera de Dilma Rousseff. Me explico. Hace apenas un trienio, la existencia del denominado por unos «socialismo del siglo XXI» y por otros, populismo latinoamericano parecía que iba a disfrutar de un brillante futuro. Con el respaldo económico de la Venezuela chavista y el apoyo logístico de la Cuba castrista, Nicaragua, Bolivia y Ecuador se habían sumergido en regímenes parecidos. Por su parte, tanto Argentina como Brasil –con gobiernos apenas más moderados– ponían de manifiesto que incluso las naciones más relevantes del subcontinente podían verse atraídas a apoyar e incluso a imitar esos derroteros políticos. Y entonces, de la manera más inesperada, los diez negritos de Hispanoamérica comenzaron a caer. Apenas separados por meses, Maduro perdió el control del poder legislativo enfrentado con una desagradable oposición institucional; el kirchnerismo fue derrotado electoralmente en Argentina abriendo paso a uno de los intentos más sensatos de levantar a la gran nación suramericana; Morales se vio desposeído de un instrumento para perpetuarse indefinidamente en el poder; y Correa comenzó a enfrentarse con serias dificultades que no sabe abordar más que por la vía siempre estúpida, negativa y contraproducente de subir los impuestos. Ahora, como pieza más que decisiva, el Partido de los Trabajadores de Brasil ve el final de casi década y media de dominio político. En todos, las derrotas sufridas por los distintos gobiernos han sido asestadas de manera democrática y no mediante la violencia. No soy tan ingenuo como para pensar que los diez negritos tienen poca vida por delante. En algún caso, su existencia se prolongará meses; en otros, semanas; en casos como el nicaragüense durará años y, por último, el final de la dictadura cubana seguramente no tendrá lugar antes de una década. Sin embargo, como en la entretenida novela de Agatha Christie, los negritos han comenzado a desaparecer y, al fin y a la postre, no quedará ninguno. Será el justo castigo a su impronta liberticida y miserable. Esta vez, sin embargo, la canción que marcará su extinción no será otra que la de la libertad de los pueblos.