Iñaki Zaragüeta
El calendario en contra
El calendario, como la hemeroteca, es revelador y traicionero. El año 2009, cuando José Antonio Griñán tomó posesión como presidente de la Junta de Andalucía, es anterior a 2010, cuando empezó a descubrirse el «caso de los ERE», sin contar los precedentes que ocupó la Consejería de Economía. El tiempo, por tanto, desvela que la trama corrupta y el pillaje se mantuvieron con él de mandamás y que fue la Justicia, sólo la Justicia, la que puso fin al escándalo depredador de unos cuantos socialistas andaluces, con la aquiescencia (presunta, por si acaso) de algunos sindicalistas de las organizaciones mayoritarias. Si hubiese sido por ellos, aún se mantendría el saqueo de las arcas públicas sureñas.
Para mayor escarnio, los prebostes de referencia en las fechas del director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, a quien se quiere culpar como único responsable, desmienten sus coartadas. Cesó en 2008, tras ponerse «hasta atrás», como decimos los mexicanos, y un par de años antes de hacerse a la luz el desmán cuatrero. No, presidente Griñán, las fechas son inapelables y demasiada ingeniería fina ha de tejerse para ocultar la verdad. Las perversiones se mantuvieron tiempo después de la desaparición de esta autoridad de segundo nivel. Son escasos los abusos de éstos sin conocimiento de los superiores, de los de primer nivel. ¡Qué lejos están todos estos personajes de aquel pensamiento!: «Lo hermoso del poder es que permite hacer el bien».
El deambular judicial es lento hasta convertirse a veces, precisamente por esa demora, en injusticia. Pero en la mayoría de las ocasiones el delito es descubierto y el delincuente, reprimido. Los ciudadanos lo agradecemos sinceramente. Así es la vida.
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