Crisis en Podemos
El cisma de Podemos
Los cismas no tienen por qué ser malos, ya que pueden servir para limpiar el interior de una institución de elementos nocivos. La institución más antigua y sólida del mundo es la Iglesia Católica que ha sufrido diversos cismas a lo largo de su historia. La realidad es que le sirvieron para regenerarse y sobre todo limpiar su interior que se había vuelto putrefacto por culpa, por supuesto, de las ambiciones de los prelados que ponían sus intereses y miserias por delante del bien común. La traición de Errejón puede ser positiva para Podemos si aprovechan la oportunidad para lograr una mayor cohesión interna y coherencia ideológica. El rápido crecimiento de esta formación pilló por sorpresa a todos y se pudo comprobar con las listas que presentaron en las municipales y autonómicas. Era más una red de amigos que saltaba del activismo asambleario a la política institucional sin contemplar la posibilidad de alcanzar los gobiernos de municipios grandes y medianos o tener grupos parlamentarios importantes. Es necesario pasar del amiguismo y el voluntarismo a la profesionalización, en el buen sentido, que tiene que tener una maquinaria como Podemos que consiguió cinco millones de votos en las generales.
Errejón es el candidato favorito de aquellos que previsiblemente nunca le votarán. Era la cara amable del podemismo que se dejaba querer por los socialistas y, sobre todo, por los medios de comunicación y los periodistas. A los que me hablan bien del ambicioso comunista reciclado en errejonista, una de esas corrientes que siempre acaban por surgir en las formaciones comunistas, siempre les pregunto si le votarían y la realidad es que no lo harán. Les gusta, pero no están dispuestos a abandonar al socialismo y los de centro derecha, por supuesto, les complace en la medida en que sea el Caballo de Troya que destruya a Podemos. Ahora, la gente que conozco que vota a esta formación está desconcertada y expectante.
Uno de los problemas endémicos del comunismo, en cualquiera de sus formulaciones ideológicas, es que lleva en su interior la semilla de la discordia. El caudillismo personalista que emerge entre sus líderes conduce a que choquen los egos y se destruyan como nos demuestra la historia. En los regímenes dictatoriales acaba surgiendo un único líder que acaba con todos los que le rodean. En cambio, en las democracias se dividen fracciones irreconciliables. El propio Podemos muestra un exceso de corrientes y confluencias que son la antesala de crisis parecidas a las que ahora sufren con la traición de Errejón, que siempre ha sido cobarde y se ha buscado una víctima propiciatoria que le sirviera de escudo en sus maniobras. Ahora lo ha encontrado con Manuela Carmena.
La mejor salida para Podemos sería que presentará a Irene Montero, que es muy querida entre las bases y sus votantes, a pesar de las campañas de descalificación que ha sufrido de manos de Errejón y sus seguidores. A estas alturas se ha descartado esta opción y miran hacia Rafael Mayoral, un abogado combativo y comprometido socialmente que contrasta con el pijo-progresismo de Errejón o Rita Maestre, por citar algunos representantes de este sector caracterizado por la ambición y el personalismo. Montero sería el factor de cohesión que necesita Podemos para salir de la crisis y, además, el retorno de Pablo Iglesias es ahora tan necesario como imprescindible, aunque se haya comprometido a esa baja de paternidad. La situación es tan grave que todo el mundo entendería este sacrificio. Es verdad que la situación personal de Montero e Iglesias ha sido y es muy dura, pero está en juego el futuro de Podemos.
Son tiempos para grandes sacrificios, porque la maniobra de Errejón se ha realizado justo cuando más daño podía hacer a Podemos. Es de una deslealtad incomprensible, salvo para los que conocen sus ambiciones ilimitadas. Ha conseguido destruir las expectativas de un gobierno de socialistas y Podemos en la comunidad de Madrid. Esto explica la preocupación que existe en el PSOE y ha sembrado el desconcierto entre los seguidores de Podemos. Por ello, Iglesias tiene que dar un golpe de efecto para sujetar el voto de Podemos y dejar a su antiguo amigo entre dos aguas. Cualquier otra opción que no le permita mantener el voto fiel a Podemos será un auténtico desastre. Por ello, es el momento de que Irene Montero asuma el sacrificio personal y político de liderar la candidatura.
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