Pactos electorales
El panorama electoral se aclara
El panorama preelectoral parece que se aclara. La errática trayectoria de Sánchez en todo este tiempo –de Herodes a Pilatos, de Iglesias a Rivera– con la única obsesión de salvar el tipo y de acabar con el PP, ha servido para afianzar al experimentado dirigente popular ante la repetición de las elecciones, y para facilitar a Podemos la hegemonía de la izquierda. El «señor Cambio» lleva camino de convertirse en el «señor Cambiado», junto con el endeble equipo que le rodea. No es extraño que entre los principales responsables del PSOE cunda la preocupación. Ni siquiera los últimos problemas internos del Gobierno, bien aireados por los intrigantes de turno, van a torcer la inclinación mayoritaria del electorado, que a la hora de la verdad valora la seriedad y la experiencia del gobernante. El pacto Sánchez-Rivera quedará como ejemplo de un fracaso político, que pasará factura en las urnas a sus protagonistas. La gente no se fía de los tejemanejes de los políticos del «no» y que juegan con dos barajas. Todo el mundo sabe a estas horas lo que significa votar al PP o a Podemos, y nadie está seguro de cuál será el uso de su voto si se lo da al PSOE o a C’s.
Los detractores de Rajoy, un político liberal y europeísta, que acostumbra a ganar todos los pulsos, aprovechan las últimas peripecias ingratas, como el cabreo de Aznar con Montoro o la caída de Soria, para pregonar ajustes de cuentas y ambiciones desatadas ante la sucesión, que consideran inminente. Sin embargo, por más esfuerzos que uno hace, no ve el brillo de las navajas por ningún sitio. Algo parecido pasa con la utilización interesada de los generalizados casos de corrupción como arma política sectaria. Nadie duda de que Rajoy será cabeza de cartel en las elecciones del 26-J, con grandes posibilidades de ganarlas. Es verdad que Aznar y los aznaristas –ahí está Esperanza Aguirre– no están conformes con el rumbo de las cosas. También parece que Montoro, a pesar de que va a devolver a los funcionarios la mitad de la paga extra de 2012, no será recordado por su habilidad para hacer amigos. Y a nadie se le oculta que, cuando llega la hora de las listas electorales, aumentan las intrigas y las recomendaciones. No conviene sacar las cosas de quicio. No siempre todo es lo que parece. Ahí tienen, por ejemplo, a los de Manos Limpias, que han sentado a la Infanta Cristina en el banquillo y ahora parece que son los de las «manos sucias». También por la Zarzuela escampa.
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