Fútbol

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El pasillo

La Razón
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Estadísticas, números, improbables cálculos de probabilidades, predicciones esotéricas, confluencia de planetas..., en suma, Cristiano contra Messi y, por antonomasia, Madrid-Barcelona, lo que equivale a incertidumbre porque se trata de fútbol.

Los dos últimos partidos de los contendientes, Barça-Deportivo, 4-0, y Madrid-Gremio, 1-0. Dos victorias, la primera holgada, conseguida sin sudores fríos, con Iniesta magistral y Messi arquitectónico, confabulado con la madera: cuatro tiros al palo. La segunda, ajustada, sin grandes padecimientos, tal era la superioridad del, a la postre, campeón del mundo. El equipo de Valverde no encontró resistencia y el de Zidane, que mejoró de aspecto con respecto a la semifinal que ganó con apuros (2-1) a los pipiolos del Al Jazira, avanzó sus mejores cualidades a una semana del clásico. Muy bien los laterales, Carvajal y Marcelo, también Modric, con Cristiano de luna de miel con el gol y Bale, tras la enésima lesión superada, apuntando maneras de futbolista alborotador y desbordador, como aquel que adelantó a Bartra pegado a la cal de Mestalla.

Un clásico para dos autores, Cristiano y Messi; un partido encendido antes del comienzo. Que si pasillo al campeón (del Mundialito), que si no cuadra en la Liga porque son diferentes campeonatos, que la deportividad ante todo o ante todo la competencia, de ahí que lo del duelo de caballeros prescinda del apellido. Si dentro del campo la simulación forma parte de la obra y el piscinazo es un recurso, síntomas ambos de antideportividad, cómo incluir en el guión el pasillo a un campeón, detalle tremendamente deportivo. Al Madrid le gustaría pisar el césped aplaudido por sus adversarios; pero no va a ocurrir y habrá que esperar a que cambien las tornas para comprobar que, armados de razones los madridistas, tampoco será posible.