Francisco Rodríguez Adrados

El PP, el PSOE, Podemos...

Éste es el gran pitote en el que navegamos o nos hacen navegar. Múltiple tempestad. Parece que el PP, entre altos y bajos, va volviendo al realismo de lo necesario: parar los pies (con excesiva timidez) al irracionalismo de ese grupo catalán que quiere siempre más, como su jefe. Hacer una especie de paz con Esperanza, lo más firme y seguro que hay en el PP. Múltiples partidos sueñan con el poder o temen perderlo. Así el PSOE, tentado siempre por un tontísimo izquierdismo que ha hundido la enseñanza española (el PP nada ha hecho por arreglarla, al revés). ¡Menos mal que al final el PSOE ha propuesto a un ministro culto y razonable! Así es España, menos mal. Y ha surgido Podemos, un grupo iluso que cree saberlo todo y no sabe nada: nos llevaría, aun sin quererlo, por la fuerza misma de los hechos, a una tiranía de tipo estalinista, de eso escribí aquí. ¡Vaya Ciencia Política! El desastre. ¿Es la Política una Ciencia? Pues éstos representan lo peor. Al PSOE y otros, al final a todos nosotros, nos comerían. Ésta es la verdad.

Al final, se caerían solos como los comunistas de Rusia, inocente y tontamente, sin que nadie los empujara. 70 años tardaron. ¡Vaya espera! Prefiero que se desengañen cuanto antes de hacer tanta tontería y que se desengañen los demás.

En fin, veremos y esperamos que no crezca Podemos: al final éste ha logrado que se cree una especie de unidad en el PP. Pero quedan flecos como el patinazo del aborto, esa inhumanidad. Y como la enseñanza.

Porque es verdad que Rajoy, aparte de medio parar a los secesionistas que ya menté, ha tenido un gran éxito que hay que reconocerle: el éxito en los grandes números de la Economía, esto es verdad. Es la base para todo. Pero calla que fracasa en los pequeños.

Cada uno ve las cosas desde su pequeño ángulo: yo desde el de la Educación y la Ciencia, que es el mío. Estudié en un instituto local, nada privilegiado, en Salamanca, y logré adquirir una cultura. Luego, desde el último franquismo y los dos periodos socialistas, todo el tinglado educativo se ha casi hundido o lo han hundido.

He luchado contra esas horribles «reformas» abiertamente, con resultado escaso: los socialistas, pedagogos, han hundido toda la enseñanza y el PP no la ha arreglado. Supuestamente es abierta y libre, «lúdica», dicen. El alumno es creativo, que el profesor aprenda y conteste, dicen.

El PP no ha hecho nada. Rajoy triunfa en los grandes números: en los pequeños naufraga. Ha respetado lo esencial de esas horribles «reformas». Exámenes y oposiciones de nivel más que bajo, ya no hay prácticos ni lecciones orales, sin papeles: eran unas competiciones libres en el que un desconocido, como yo, podía ganar a 13 rivales. Ahora hay currículos, informes, ventanillas. Poco serio, la verdad.

Sabían más los chicos de diez años –yo he estado en tribunales de ingreso en el Bachillerato– que los alumnos y los propios pedagogos de hoy (perdón, yo también soy pedagogo, maestro nacional). Atosigan con másteres (viene de «magistri», latín) y tonterías. No dejan trabajar. Hacen perder un año a un licenciado con tonterías pedagógicas de los que no conocen las Ciencias de verdad.

Plazas de profesor apenas sacan. En la Ciencia, igual. Yo fundé el Diccionario Griego-Español, proyecto único en el mundo, dedicado a una lengua, el griego antiguo, que ha hecho crecer a todas las lenguas del mundo en el sector culto y en la Ciencia. Hace pocos años yo trabajaba (por supuesto que gratis) en ese diccionario, en el CSIC, con cinco colaboradores fijos en plantilla. Ahora tenemos sólo dos, con ínfimas posibilidades de que este número crezca. Y aún dicen que va lentamente. Lo raro es que vaya, despacio o no. Es un ejemplo entre otros muchos.

Esto me trae a la mente de nuevo el nombre de Esperanza. Cuando presidía la Comunidad de Madrid le dio a este proyecto alguna subvención. Sabía que esto era cultura amplia, universal. Y ella era partidaria y lo es de la alta cultura, no de ese encogimiento y rebaje que hoy parece que es universal, no sólo en España. Y en realidad lo es, yo he escrito en periódicos y revistas mil de ese encogimiento de la Ciencia y la Cultura en todo el mundo, hay que hacerse perdonar y hablar en términos tontos de trivialidades varias.

Pero Esperanza es valerosa. Recuerdan cuando le tendieron una trampa, seguro que la habían visto aparcar mal. Pues la esperaban, también ellos esperan, y la metieron en un lío. Pero ahí está.

Esperanza es una mujer culta y dura, sanamente dura, la oí la otra noche en televisión (más bien por azar, la escucho poco). Puso a parir –eso sí, con respeto– a los del famoso Podemos. El triunfo de éstos sería el final de un mundo culto, dijo Esperanza, el final de una historia entera. Y parecido les dijo a las abortistas, no quiero entrar en esto más a fondo, pero éstas sí que traerían el final físico de la Humanidad: nada de niños, nada de futuro.

Y el PP ha flojeado en esto, qué vergüenza. Esperanza, en cambio, fue a la manifestación (yo no voy a manifestaciones, estoy aburrido de ese número). No demuestran nada.