Restringido
El riesgo de hacer el primo
Ya. Se acabó el tiempo de lamernos las heridas tras el nuevo rechazo del COI a Madrid en su aspiración, más que legítima, de organizar unos Juegos Olímpicos. La tendencia natural de los españoles a caer en la depresión y el desánimo no puede distraernos, ni a los ciudadanos ni a las instituciones, del verdadero objetivo que como nación tenemos en estos duros momentos, que no es otro que el de salir lo antes posible de la recesión provocada por una crisis económica que dura ya seis años largos. Por eso el Gobierno tiene que seguir centrado en rebajar la prima de riesgo y olvidarnos de correr nuevos riesgos de hacer el primo ante los miembros de un Comité que siempre ha estado instalado en la opacidad y en defender sus intereses personales y como «looby». Entrar en la sede del COI en Lausana es adentrarse en lo más parecido a la cueva de Alí Babá, como tuve la oportunidad de comprobar personalmente hace algunos años. Quienes ahora practican el deporte nacional de hacer leña del árbol caído se están poniendo las botas. Sobre todo aquellos que desde el cobarde anonimato envían sus opiniones a los medios de comunicación con descalificaciones e insultos de una zafiedad que hacer hervir la sangre. Perder contra una potencia de la envergadura de Tokio no es ningún desdoro. Caer en una votación frente a Estambul es lo que demuestra que los Albertos de Mónaco y demás compañeros del metal, del vil metal, no se mueven, precisamente, por el espíritu olímpico del barón de Coubertin. No haberse traído los JJ OO a Madrid no puede venderse como la gota que colma el vaso de los que están empeñados en negarle el pan y la sal a las autoridades de la capital y al Gobierno de Mariano Rajoy, de la misma manera que de haber conseguido la victoria no iban a desaparecer por arte de magia los problemas del país.
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