Alfonso Ussía
El tanque
Aquellas entradas y salidas de la Audiencia Nacional de un poderoso editor rodeado de una decena de letrados estableció la normalidad del plural en referencia al asesoramiento legal. A partir de aquella imagen, todos los pedorros, miramelindos, zorrillas y putiplatós de los programas de chismes en las cadenas de televisión amenazaban con el poder plural: «Como vuelvas a decir que me he acostado con tu novio, te mando a mis abogados»; «pues no lo retiro. Te has acostado con mi novio, y no me importa nada que me mandes a tus abogados, porque antes te mandaré yo a los míos». Tuve que declarar ante el juez por una querella que me interpuso el cantautor Paco Ibáñez por escribir que en mi opinión, desafinaba, y lo primero que, hice fue pedirle disculpas al juez. «Perdón, señoría, pero sólo tengo un abogado». Y el juez estuvo comprensivo y amabilísimo.
Somos muy de plurales. «España conquista la gloria en los Mundiales de Sudáfrica», proclamaron algunos sesudos periodistas. Al leer u oír tan grandiosa aseveración tuve que preguntarme: ¿cuántos mundiales se han disputado simultáneamente en Sudáfrica y cuál de ellos ha ganado España? Me sentí feliz al saber que sólo se celebraba un Campeonato del Mundo de Fútbol, un Mundial, y que España había sido la selección triunfadora. Como en los Juegos Olímpicos, que sí aceptan el plural, y no «las olimpiadas». «Las mejores olimpiadas de la Historia fueron las de Barcelona». Curiosa inexactitud, por cuanto la olimpiada no es la celebración deportiva, sino el tiempo que separa unos Juegos Olímpicos de los siguientes. Ahora mismo estamos en plena olimpiada, y cuando se inauguren los Juegos Olímpicos de Londres, la olimpiada dejará de serlo hasta la clausura de los Juegos celebrados. ¿Dónde pasas las Navidades? Si la Navidad conmemora el nacimiento de Jesús, las navidades se referirán a decenas de jesuses nacidos en el corto plazo que separa el 24 de diciembre del 6 de enero del siguiente año.
No creo que la cursilería semántica sea la causa del plural incómodo y desconcertante que ha utilizado en uno de sus escritos el filósofo socialista catalán Josep Ramoneda. Ramoneda, como una mayoría de los socialistas catalanes, sean o no filósofos, se mueve por la cresta de la montaña que da paso al verde, bello y maravilloso valle independentista. No aprueba la sistemática oposición del Gobierno de España al incumplimiento de las leyes y es partidario del amistoso pacto para alcanzar el acuerdo de la dichosa consulta.Profundamente asustado por la cerrazón del Gobierno de España y por su incalificable actitud de respeto por la Cosntitución y las leyes, Ramoneda se pregunta anímicamente empavorecido: ¿Se atreverá el Gobieno a enviar los tanques a Cataluña?
Hace unos meses, los alcaldes separatistas, nacionalistas o del PSC –puro pleonasmo– de determinada comarca se asustaron excesivamente por el paso de reactores del Ejército del Aire que sobrevolaron sus localidades. Se llevaron a cabo protestas airadas y se diagnosticaron más diarreas en la zona que las reflejadas en la media anual. Se trataba de unas maniobras normales del Ejército del Aire español en el espacio aéreo español, lo cual resulta tan lógico que no puede alterar a una persona reflexiva. Esas maniobras sirven, entre otras cosas, para defender Cataluña de posibles ataques provenientes de un mediterráneo hostil y más cercano de lo que algunos creen. Y en Cataluña están el Ejército de Tierra y la Armada con el mismo objetivo de defensa del territorio nacional.
Me atrevo a responder al minucioso y algo asustadizo filósofo. Sobra el plural. Atienda más a la Historia que a la Filosofía, y repase las acciones militares llevadas a cabo en Cataluña en respuesta a sus deslealtades. El Gobierno no mandará los tanques a Cataluña. Con un tanque, basta y sobra. Veinte guardias civiles desarmaron en la República a miles de Mozos de Escuadra, y los políticos separatistas huyeron por el alcantarillado de la Ciudad Condal. ¿Tanques? no. ¿Un tanque? Sólo si es necesario hacer cumplir las leyes. Pero un tanque antiguo, rescatado de un museo, que haga mucho ruido y dispare poco. Puede estar tranquilo el señor Ramoneda.
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