Martín Prieto
Enseñanza de la Re-ligación
Desde que un homínido se puso de pie (probablemente una mujer por la morfología de sus caderas y su bajo centro de gravedad) y desarrolló un cerebro de más de cien gramos, comenzó a tener conciencia de la muerte. Enterramientos neolíticos muestran tanteos para resolver ese enigma y en pinturas paleolíticas del sur de Francia se representa ese inextricable destino inexorable. Los etólogos van más allá detectando sentimientos mortuorios en los grandes mamíferos marinos y, especialmente, en los paquidermos. Nuestra crisis irresoluble, la detestable prima de riesgo, es la seguridad de que vamos a morir, angustia de la que el hombre se consuela re-ligándose con deidades. El ateísmo es una soberbia intelectual. En el 2.500 a.C. los sumerios descubrieron la escritura y medio millar de dioses para todas sus necesidades. Y el monoteísmo es anterior a la Biblia: Akenatón destruyó el culto a los ídolos adorando exclusivamente al Sol. No parece que la Ley Wert incluya como obligatoria la enseñanza de este incansable intento de relacionarnos con un ser superior, tal como buscamos el bosón de Higgs la partícula de Dios. Estarán condenados al analfabetismo funcional los educandos que no hayan recibido alguna información somera sobre qué liga las tres religiones del Libro. Por qué las multidivisiones del judaísmo, el cristianismo y el islam. A qué el cisma entre Roma y Bizancio. Quienes fueron los cátaros y los arrianos, y por qué los gnósticos no niegan a Dios. Y, por supuesto, algo más que una nota sobre el catolicismo-cristianismo que ha transido la Historia de España y Europa. Intentar despejar la incógnita de la muerte no es adoctrinamiento ideológico como pretenden las izquierdas sino piedra sillar de la cultura. Parafraseando a Lenin también el social-comunismo puede ser el opio del pueblo. Sin algún tipo de Re-ligación nos quedaremos a la zaga de las ballenas y los prosbocideos.Tendremos la cultura del chófer, que maneja el vehículo pero no sabe cómo funciona.
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