Angel del Río

Evidencias contundentes

Hace unos días el presidente de la Comunidad, Ignacio González, exigía al portavoz del grupo socialista en la Asamblea de Madrid, Tomás Gómez, que aclare de una vez por todas, el caso de los sobresueldos que se pagaron en el Ayuntamiento de Parla cuando el señor Gómez era alcalde de esta localidad. Antes, el Tribunal de Cuentas había entrado en el asunto para investigar este sistema de sobresueldos, que le costaron a las arcas municipales unos 200.000 euros anuales, demasiado dinero para un ayuntamiento que, como casi todos, viene sufriendo los efectos de la penuria económica, la precariedad de las arcas municipales y que tiene importantes demoras en el pago a sus proveedores, al margen de otros asuntos graves como puede ser el del tranvía de Parla.

Cada vez se van conociendo nuevos datos, nuevos elementos para incorporar al caso de los sobresueldos, como la existencia de una denuncia, o «advertencia», que hizo en su día CC OO en torno a esos sobresueldos. Y por si era poco, el testimonio del que fuera concejal de Hacienda, miembro del gobierno socialista de este municipio. Con todas las evidencias que existen, el caso no se puede demorar más, hay que darle una salida legal en forma de exigir que se devuelvan las cantidades que pudieron pagarse de forma irregular, y sobre todo, que se depuren las responsabilidades derivadas de este asunto, especialmente las políticas. Tomás Gómez lo tiene cada vez más difícil para seguir mirando para otro lado, porque sus pretensiones políticas de futuro se pueden ver seriamente afectadas por esta actitud. Las explicaciones pueden ser convincentes o no, pero el silencio es el peor de las recomendaciones que se le pueden dar a un político que se encuentra en la situación de Tomás Gómez. Estamos en tiempos donde la palabra «sobresueldo» vuela sobre el nido de más de un cuco, en algunos casos de forma difusa, y en otros de manera tan diáfana que es un clamor y un insulto a los ciudadanos.