Alfonso Ussía

Extenuado

En julio y agosto los lectores huyen de la política. Están hartos, extenuados, hasta el gorro. Hay que buscar gilipolleces paralelas. Por ejemplo, que el Rector de la Complutense, el hijo del genocida Carrillo, se propone investir al Coletillas «Profesor Honorífico» de la Universidad. Por una parte, lógico. Por otra, frívolo. Puede ser considerada como una frivolidad tanta precipitación. De haber leído y reflexionado algo más, el hijo de Carrillo habría averiguado que el creador del partido «Podemos» es el comunista venezolano compañero Didalco Bolívar, que me pregunto con admiración la cantidad de hijos que dejó en Venezuela el traidor don Simón Bolívar, porque se calculan en más de un millón los que llevan su vasco apellido. Y ahí hay un tope estético. Para ser «Profesor Honorífico» de la Universidad Complutense se precisa un seguimiento de los méritos del camarada compañero Didalco, o al menos, preguntarle si le hace ilusión el nombramiento y la deferencia, porque con un nombre así, el camarada compañero Didalco puede responderle al hijo de Carrillo y celoso custodio de los cadáveres de la «Complu», que se meta el pergamino del nombramiento por la retambufa, que con los Didalcos nunca se sabe cómo van a reaccionar.

En Canarias, y salto a una segunda gilipollez, van a llevarse a cabo prospecciones petrolíferas. Los estudios apuntan que una cuarta parte del petróleo que España compra lo tenemos a nuestra disposición en los fondos marinos canarios. De no hacerlo, en pocos años lo explotarán los marroquíes, que no tienen a tantos tontos ecologistas. No va a sufrir ni una almeja. El Tribunal Supremo ha autorizado la prospección, que ahora han dado en denominarla «Fracking». Así el diálogo: –¿Vas a protestar contra el «fracking»? –; –hoy no puedo, porque ha venido mi novio y me ha dicho que me deje de «frackings», porque él prefiere los «polvings»–.

Ya sabemos quiénes están contra las prospecciones petrolíferas en España. En Venezuela no protestan, pero aquí en España todo lo que pueda significar riqueza para la nación resulta intolerable. Bueno, les confirmo la noticia. Ella se ha puesto una camiseta con un mensaje contra el «fracking» en Canarias. Sí, ella, no se confundan. La gran intelectual de Alcobendas. Penélope Cruz. Indignada se siente con la perforación de los fondos marinos. Ella, como buena «progresista adjunta», acepta y gusta de otro tipo de prospecciones y perforaciones que no vienen al caso especificar. Pero se ha enterado de que en los fondos atlánticos canarios vive una especie de berberecho en peligro de extinción, y por ahí no pasa. Se trata del berberecho del Sahara, para que los lectores se apresuren a comprender su importancia ecológica. Ella se ha puesto la camiseta sobre sus generosos aditamentos corporales, y mañana se la quitará para retornar a Los Ángeles, la invencible ciudad comunista de los Estados Unidos, con el fin defender a los menesterosos de California. A todas estas, no recuerdo ahora, cuando escribo el artículo, si prospección petrolífera se escribe en inglés «fracking» o «fraking», e incluso «frakking», y le agradecería de corazón que me lo aclarara preguntándoselo al otro intelectual que vive en California, Tom Cruise.

Ha entrado en la campaña por el derecho a decidir en Cataluña Barack Obama. Esta gente no se para en barras. –Soy catalán, señor Mas. ¿Tengo derecho a decidir? –Sí–; ¿Tengo derecho a decidir la educación de mis hijos? –No–. ¿Puedo decidir si rotulo mi comercio en catalán o castellano? –Bajo ningún concepto– Entonces, señor Mas, no tengo todo el derecho a decidir–. –Fascista–. Pero Obama, con o sin su autorización, es la imagen del derecho a decidir. Curioso que la ANC haya elegido a Obama, que no sabe con exactitud la ubicación de Cataluña en el mapa de España, como referente del derecho a decidir. Pero esto es lo divertido del verano. Que la política deja paso a las extravagancias que la propia política crea para que los ciudadanos tengan algo que comentar. La noticia que cierra este artículo, por ejemplo, es impresionante.

Floriano habló en El Escorial y Soraya Sáenz de Santamaría acudió a La Sexta. Los dos tuvieron un clamoroso éxito.