Farolillos y faroleros

«Pequeños y grandes, recibamos a Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar con la luz del farolillo de la estelada. Les pedimos que en 2017 nos traigan la República Catalana».

No me digan que el cartel con el que la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural invitaban ayer a los que acudieron a la cabalgata de Vic a hacerse con un bonito fanal soberanista de cartón no tiene guasa. Pedir, no a uno sino a un trío de reyes, una república, es como pedirle a un pavo que organice la cena de Acción de Gracias o a Donald Trump que tome posesión de la presidencia de Estados Unidos al son de un mariachi. No se sabe si el que lo ha escrito tiene el cerebro cóncavo o si su desfachatez llega al punto de querer pitorrearse públicamente de la figura de los Magos de Oriente, aunque el respeto que demuestran esas mayúsculas de «Sus Majestades» lleva a inclinarse más bien por lo primero.

Se desconoce a estas horas cuánto ha sido el dinero recaudado con las donaciones de al menos un euro que aportaron los que se hicieron con uno de estos farolillos y si los receptores de ese interesante caudal lo comunicarán a la Hacienda Catalana. Tampoco sabemos si Melchor, Gaspar y Baltasar han tomado nota de la petición para llevársela, como muy cerca, al lejano Oriente, o si, ante el temor de que alguno utilice su farolillo para quemarles el retrato, los tres venerables magos se han limitado a salir escopetados de tan interesante municipio. Ahora sólo queda esperar y ver qué otro golpe de gracia se les ocurre a estos divertidísimos independentistas de cara a otras celebraciones... ¿Cofrades con barretina sobre el cucurucho en Semana Santa?, ¿globos aerostáticos con forma de urna el día de la Ascensión? No me nieguen que ustedes no están también expectantes...