Martín Prieto

Federalismo carpetovetónico

Estanislao Figueras presidió el Poder Ejecutivo (Estado y Gobierno ), pero no la Presidencia de la I República Federal, que no tuvo Constitución, y discurseó a sus paisanos felizmente federados: «Esto es como el iris de paz y de concordia de todos los españoles de buena voluntad». Poco después gritó en catalán a su Consejo de Ministros: «¡ Voy a serles franco; estoy hasta los cojones de todos nosotros !». No podía ser de otra manera. Los diecisiete estados federados se alzaron insolidarios y autárquicos arguyendo ese derecho a decidir que Artur Mas cree haber descubierto cuando es más antiguo que las pinturas de Altamira. Los estados rechazaban la presencia del Ejército y un enjambre de Sánchez Gordillo parcelaba las finas ocupadas. En el cantón de Cartagena, la flota intentó izar un pabellón rojo y al no encontrarlo en los pañoles de señales enarboló la bandera turca. Un sacrificado marinero se rajó un brazo para tintar con su sangre la media luna y la estrella blancas. Antes del tinte un aterrado telegrafista informó a Madrid de la arribada de la Armada otomana. En seis meses de guerra, Cartagena abrió hostilidades contra Lorca, y sus fragatas «Almansa» y «Vitoria» bombardearon las potencias extranjeras de Almería y Alicante. Apresadas como piratas por los acorazados «Swiftsure» (alemán ) y «Friedrich Carl» ( inglés ), los cartageneros declararon la guerra a Prusia. Una sinopsis de nuestra historia federal debería ser prueba de selectividad para todo aspirante a concejal o diputado. La última encuesta nacional hace descender a minorías las aspiraciones independentistas y hasta la credibilidad de las autonomías. En árabe «Alcántara» significa puente, y cuando decimos el puente de Alcántara, redundamos. En 1978 tuvimos miedo a denominar federal el Estado de las Autonomías, pero son lo mismo, y con mayores competencias que un lander alemán. El secesionismo y el federalismo no son otras cosas que la expresión del más cazurro, cejijunto y paleto españolismo celtibérico y carpetovetónico de pandereta. El último eco de sociedad es que los jugadores del Barça se van a disfrazar de maños. No cabe mayor españolada.