Toni Bolaño

Hechos consumados

El Parlament ha puesto la guinda a la política de hechos consumados. Los partidos nacionalistas, con el inestimable apoyo de ICV, han aprobado pedir las competencias al Estado para hacer la consulta. La iniciativa tiene poco recurrido. Ninguno, más bien. Pero éste, precisamente, éste el objetivo: que sea rechazada en el Congreso de los Diputados. Con el «no» bajo el brazo, Artur Mas podrá justificar su siguiente paso en su hoja de ruta de agitación y propaganda: la convocatoria de la consulta de forma unilateral. Con este nuevo reto sobre la mesa, Artur Mas y sus aliados pondrán en marcha dos acciones. Una, parlamentaria, activando el trámite de la Ley de Consultas, el paraguas que necesitan para convocarla de forma unilateral. Otra, en la calle, recogiendo firmas a favor de la consulta –llevada a cabo por la Asamblea Nacional de Cataluña, presidida por la militante de Esquerra Republicana y musa del proceso Carme Forcadell– y preparando una marea humana para la próxima Diada del 11 de septiembre. Subido en la ola nacionalista, Artur Mas puede convocar la consulta en los días siguientes. Entre el 15 y el 20 de septiembre. Hasta entonces no lo hará para evitar el recurso del Gobierno al Tribunal Constitucional. A partir de aquí, la incógnita. O consulta unilateral, o elecciones plebiscitarias. La primera será ilegal, la segunda será la ruptura en el mundo nacionalista. Unió no está por la labor y romperá amarras con Convergencia porque no es independentista. La ruptura está servida aunque es deseada por las huestes de Mas, que consideran todo un lastre en el camino hacia la independencia. De momento, el PSC queda desangrado y su electorado huérfano. Pere Navarro no ha logrado mantener el partido unido. Ángel Ros, alcalde de Lleida, dimitido del Parlament. Tres diputados díscolos rompiendo la disciplina de voto, y dos dimisiones en la Ejecutiva, las de Rocío Martínez Sempere y Laia Bonet. Unas dimisiones de cara a la galería, porque las dos estaban obligadas a dimitir para poder presentarse a las primarias de Barcelona. El líder socialista ha pedido a los tres críticos que devuelvan el acta electoral. Les ha dado tres días para hacerlo. No parece que tengan intención. La expulsión es la crónica de una ruptura anunciada. Artur Mas ha dado una nueva vuelta de tuerca a su política de hechos consumados. Suma así una nueva victoria pírrica. Que Moody's diga que con la independencia nos vamos a hacer puñetas no le preocupa. Los místicos no están para temas prosaicos.