Julián García Candau
Illarra, gran fichaje
Es probable que Illarramendi sea uno de los grandes fichajes madridistas de esta temporada. El jugador guipuzcoano no es una estrella. No ha llegado al Real Madrid con estela de galáctico. Su contratación forma parte de lo que en el Madrid puede formar parte de las medianías y, sin embargo, puede acabar convirtiéndose en jugador de época. Ha llegado al club de manera singular. En lugar de ser presentado con alfombra roja y espectáculo mediático en el Santiago Bernabéu, arribó acompañado de los componentes de su peña, del grupo de amigos con los que ha convivido desde niño. Fue realmente extraordinario ver a Florentino Pérez junto a un futbolista que alrededor tenía a un grupo de ciudadanos de Motrico, que habían llegado a Madrid para arropar a su paisano, jugador ejemplar entre los de su generación.
La cantera guipuzcoana suele ser pródiga, aunque ahora viva la incongruencia de contar en la Real Sociedad con un portero chileno cuando hasta hace poco los toreros eran de Sevilla y los guardametas de San Sebastián.
Illarramendi, apellido poco frecuente en el mundo del fútbol. Sólo recuerdo una delantera del Levante cuyo quinteto acababa con Morera, Melcón e Illarramendi, y en los mejores años de la Real tampoco estuvo presente. El equipo donostiarra que ganó dos títulos de Liga creó jugadores internacionales y acabó por traspasar a alguna de sus figuras. Una de ellas fue Perico Alonso, al Barça, padre del madridista Xabi. Los jugadores realistas que emigran no decepcionan. Tienen la virtud de la modestia. Llevan la galaxia en el corazón. Es el caso de Illarramendi.
Posdata. El Valencia no está a salvo.
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