Ángela Vallvey
«Ironman»
«Ironman» es la prueba más exigente del «triatlón», hay que ser triatleta para intentarla siquiera. Iron Man es, por su parte, un súper-héroe de la Marvel que ha sido interpretado en el cine por Robert Downey Jr, un actor que ha tenido problemas con las drogas desde que era un niño, cuando fumaba marihuana junto a su padre. A otro chaval, el hecho de que su padre le ofreciese narcóticos seguramente lo habría alejado para siempre de las drogas, pero Downey, según él mismo confiesa, las ha visto como un vínculo emocional con su progenitor y ha mantenido tempestuosas relaciones con ellas a lo largo de su existencia. Ha fumado crack, esnifado cocaína, consumido heroína, alcohol, metanfetaminas... Le ha faltado poco para hacerse cubatas con el lavavajillas. Después de tener problemas con la Ley a causa de sus adicciones y de convertirse en un actor «de riesgo» que estaba a punto de dar al traste con su carrera y, lo que es peor, con su vida, un día ingresó en un centro de rehabilitación y se mantiene limpio desde entonces. Incluso ha llegado a convertirse en el actor mejor pagado del mundo. Su especialidad interpretativa son los súper-héroes. Él mismo tiene algo de súper-héroe: escalar desde el fondo del pozo del alma hasta llegar a la cima es propio de un triatleta del espíritu.
Marco Aurelio decía que para la piedra lanzada al aire no es ningún mal caer al suelo, pero que tampoco le resultó ningún bien subir tan alto. Lo peor es cuando la piedra se hunde en el fango. A veces somos como esa piedra: o nos lanzan demasiado alto y luego resulta duro volver al suelo, o nos sumimos en el lodo de la vida. Downey es la demostración de que podemos volver a nuestro sitio.
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