Julián García Candau
Juegan al despiste
Jorge Mendes, representante de varios jugadores madridistas, podría convertirse en enemigo del club. No le está gustando que varios de sus pupilos vayan a ser despedidos. Si con la salida de don Niní quedan a la intemperie futbolistas como Coentrao y Di María, miembros de su grupo, su influencia en el Madrid queda ceñida a Cristiano Ronaldo, y ahí está el problema.
El jugador lleva tiempo amagando. Desde que le ofrecieron la posibilidad de prolongar su contrato, se ha hecho el sueco. En una de sus declaraciones ha desmentido que entre él y el club haya negociaciones. Que verdes las han segado. Cristiano acaba de mandar un recado de amor hacia el Manchester United, aunque lo ha dulcificado diciendo que es feliz en Madrid, donde está su futuro. Ha proclamado su pasión por la Premier y su admiración y cariño por el United.
La actitud del futbolista es comprensible, dado que tiene a mano el mejor contrato del mundo que le ha ofrecido Florentino Pérez, y la posibilidad de acabar su relación contractual con el club y pasar con armas y bagajes al inglés. En ese caso percibiría su millonaria ficha y, al tiempo, el manso y la esquila, es decir, los millones en que se establecería el precio del traspaso que, naturalmente, irían a su cuenta nada corriente. Mendes especula con este futuro y, sin afirmarlo ni desmentirlo, ha cantado la copla para que Florentino tenga en cuenta lo que se puede cocer. Mendes ha afirmado que el Madrid sin Cristiano «está acabado».
Posdata. Dani Carvajal no ha vuelto para ser suplente de Arbeloa. Al contrario.
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