Paloma Pedrero

La cantante turca

Hay tradiciones en todas las sociedades que son vergonzosas. Infamias permitidas en nombre de costumbres viejas que ningún animal, ni en las peores circunstancias, sería capaz de realizar. Pero el animal humano es extraordinario en su perversidad. Y así lo demuestra la historia de Mutlu Kaya. Esta muchacha turca de hermosos ojos azules y voz privilegiada quería ser cantante. Mutlu había encontrado su don. No es fácil, no es nada sencillo, vivas donde vivas, encontrar aquello en lo que puedes brillar para dar luz a los otros. La educación no está pensada para que las personas encuentren lo mejor de sí. Mutlu tuvo el valor de luchar por su sueño y, en una sociedad canalla contra las mujeres, se presentó a un concurso de talentos. Los varones de la familia quisieron impedírselo, pero ella llegó hasta el jurado y cantó una nana que dejó boquiabiertos a todos. Mutlu salió por televisión dando su luz a los otros. Una famosa cantante de su país viendo su arte le amadrinó. También le prometió que le protegería de las amenazas de muerte. Sin embargo, los que quieren matar no cejan hasta encontrar el momento. De nada le sirvió a la cantante turca encerrarse en su casa. La dispararon a través de la ventana, haciendo diana en su preciosa cabeza. Parece que se va a salvar físicamente. Pero ¿qué pasará con su alma, con su corazón, con su luz? Los crímenes de honor son frecuentes en esa zona de Turquía y muchas veces se disfrazan de suicidio. Hay costumbres de odio que no deberían permitirse en ningún lugar del mundo. Esos asesinos tienen que pagar. Son canallas ciegos ante la luz de una mujer prodigiosa.