Política

Ely del Valle

La sardina y el maremoto

La sardina y el maremoto
La sardina y el maremotolarazon

Interior ha acusado a grupos violentos de utilizar las protestas de Gamonal como excusa para hacer el vándalo, como si lo evidente no fuera de cajón o como si el hecho de que se estén produciendo en numerosas ciudades encendidas protestas a cuenta de unas obras que ya no se van a hacer en una calle de Burgos, no fuese un fenómeno lo suficientemente llamativo como para no pensar que hay quien está utilizando bulevar como animal de compañía. No tengo el gusto de saber qué pretenden y qué se dedican, por ejemplo, los miembros de Resaca Castellana, cuya existencia confieso que desconocía hasta la presente, pero no hace falta tener un master en sociología para deducir que, aparte de practicar el innoble arte de la pedrada ciega y de arrasar en las rebajas con las sudaderas capuchinas, a estos individuos, Gamonal y sus vecinos les importan menos que una final de petanca en una residencia de ancianos. Lo de estos enajenados no tiene más vueltas que la de generar el caos parapetados tras el anonimato de la masa, pero alucina y preocupa ver a cientos de ciudadanos, aparentemente normales, protestando en Barcelona o en Madrid por una «agresión urbanística» en el barrio de una localidad que seguramente no han pisado en su vida, como si les fuera el alma en ello y mientras hacen alarde de tolerancia hacia una «troupe» circense dispuesta a hacer tiro de botellón contra la Policía. Detrás de estos incidentes hay algo y hay alguien que aspira a sacar provecho. Interior, además de decir lo obvio, tendrá que investigar qué mano está meciendo la cuna, pero lo que está más claro que el agua clara es que el Gamonal tiene que ver con este espectáculo lo mismo que el coletazo de una sardina con un maremoto.