Alfonso Ussía

La Tontina

Sin conocerlo personalmente, tengo muy buena opinión del presidente del Principado de Asturias, el socialista Javier Fernández. Creo que es un hombre de principios, bien educado, tolerante, dialogante y con una estimable preparación para desempeñar sus funciones. Pertenece a ese extraño grupo inmerso en el PSOE alejado de la irritación y el resentimiento social. Todas sus declaraciones se han reunido en la ponderación y el respeto, y su figura no inspira recelos de cercanía. De ahí mi extrañeza por su silencio y falta de reacción ante la supina estupidez de una de sus compañeras en el Gobierno autonómico que preside, y más aún, si la memez es de sencilla rectificación.

La consejera de Educación de Asturias, Ana González, de la cuerda de Bibiana Aído, después de invertir una buena parte de su presumible inteligencia en el desarrollo positivo de la educación de los jóvenes asturianos, ha dado con la fórmula mágica. La ridiculez del laicismo fundamentalista, que se ha convertido en una religión de fieles devotos descacharrados. Para hacer sombra a la Santina, ha surgido la Tontina.

Ana González ha decidido que, desde ahora y hasta que el sentido común y el respeto por la tradición no lo remedie, las vacaciones escolares y universitarias en Asturias dejarán de llamarse «de Navidad» y de «Semana Santa». Se disfrutarán bajo la denominación de «Vacaciones de Invierno» y «Vacaciones del Segundo Trimestre». Su laicismo troglodita le ha impedido ver la luz en la elección del nombre que sustituye a la Semana Santa. «Vacaciones del Segundo Trimestre» resulta largo y feo, cuando tan a mano tenía el de «Vacaciones de Primavera». Hace años, unos sandios laicistas andaluces quisieron suprimir la romería de la Virgen del Rocío, y los comunistas de Almonte a poco les cortan las orejas. Nada hay de moderno ni de progresista eliminando la Navidad y la Semana Santa de la educación asturiana, porque siempre serán la Navidad y la Semana Santa, por mucho que se empeñe esta pobre mujer en borrar la tradición por medio de extravagantes decretillos.

El Invierno consta de noventa días, noventa y uno si se trata de un año bisiesto. ¿Elegirá el mes de febrero para establecer las nuevas «Vacaciones de Invierno» o mantendrá las fechas tradicionales que coinciden con la Navidad, el Nacimiento de Jesús?

¿Se va a cargar la ilusión de los niños del 6 de enero o sustituirá también por decreto a los Reyes Magos por un personaje inventado? Le propongo que elija a un personaje simpático y muy astur, porque se me antoja extremadamente difícil hacer olvidar a Melchor, Gaspar y Baltasar. ¿Por qué no «Carrillín», con los rasgos encantadores de Santiago Carrillo, tan amante de los niños y de la vida del prójimo? La Historia no se cambia de un plumazo, ni la tradición, ni las costumbres, ni se pueden confiscar todos los nacimientos que se guardan en las casas, con sus pesebres, sus animales, sus pastores y sus Misterios. Me parece muy sospechoso que las «Vacaciones de Invierno» y las «Vacaciones del Segundo Trimestre» coincidan con las de Navidad y Semana Santa. Un dato que quizá desconozca esta chica tan innovadora. En su amada Cuba, después de decenios clandestinos, la Navidad y la Semana Santa se celebran sin ningún tipo de restricción, y en las calles de La Habana, cuando la Epifanía se acerca, quizá por la herencia española, Melchor, Gaspar y Baltasar pueden exhibirse sin temor a ser encarcelados como si de tres cubanos de la calle se tratara.

El presidente Fernández está obligado a recibir en su despacho a la consejera González. Y con medida, afecto y cordialidad, mostrarle la puerta de la despedida. Por tontina.