Sergio Alonso

Lecciones de un ataque dirigido

El ataque teledirigido por el PSOE contra la Comunidad de Madrid a cuenta de la supuesta privatización sanitaria está fracasando de forma estrepitosa. No de otra manera puede calificase el resultado de la nueva huelga orquestada por esta formación de manera subrepticia a través de un buen número de organizaciones afines, a la mayor gloria de Tomás Gómez, y no de otra manera puede catalogarse tampoco el recibimiento que está teniendo entre los ciudadanos el agotador y cansino goteo de mensajes críticos contra el proyecto de externalización de la gestión de los centros que ha fraguado la Consejería. A pesar de caer con estrépito el número de seguidores de los paros, y de suscitar el rechazo de los ciudadanos, el pseudomovimiento antiprivatizador que han impulsado la izquierda y sus satélites, y al que se ha sumado un buen número de sanitarios cargados de buenas intenciones, debería hacer recapacitar al PP. La primera lección que debe extraer de esta crisis es que tendrá perdida la batalla de las organizaciones médicas si no es capaz de cambiar el rumbo y darle la vuelta a la tortilla. Si algo ha tenido de esclarecedora la nueva normativa de Madrid es que ha servido para mostrar el verdadero rostro de secretarios generales de sindicatos, y presidentes y juntas de sociedades científicas, colegios de médicos y organizaciones sanitarias. El PP puede comprobar que el PSOE le ha pasado una vez más por la izquierda y le lleva años de ventaja en el control de estos entes. El consejero Javier Fernández Lasquetty comprendió pronto este error estratégico que arrastraba su partido y frenó las protestas mediante la negociación con los jefes de servicio, pero su movimiento no ha sido suficiente para frenar el descontento médico. El otro fallo ha radicado en las bruscas formas con las que se han materializado algunas decisiones, como las jubilaciones forzosas.Si Andalucía y Cataluña, con el PSOE, las decretaron, ¿por qué actúa la Consejería a la defensiva?