Cástor Díaz Barrado

Lo mejor: el pacto

La lucha contra el terrorismo internacional no es posible sin la cooperación internacional y menos aún, si no hay acuerdo entre las fuerzas políticas de los países para combatir este fenómeno. El acuerdo alcanzado entre el Partido Popular y el Partido Socialista camina en la buena dirección y no hay que poner los énfasis en las discrepancias que surjan en torno a la naturaleza y duración de las penas. Éste no es el objetivo de un pacto que pretende prevenir y eliminar los riesgos que el terrorismo genera en las sociedades democráticas. Con seguridad, habrá otros foros y entornos en los que debatir y tratar estas cuestiones y en los que se puedan expresar posiciones distintas. Lo relevante es que no haya fisuras a la hora de poner fin a los comportamientos que no sólo deterioran la convivencia sino que, sobre todo, atentan contra los derechos fundamentales. La visión de los derechos humanos como valor y principio básico de la comunidad internacional es innegociable y la defensa de los sistemas democráticos se lleva a cabo, con base en la legalidad, mediante medidas que impidan la comisión de actos terroristas. Los crueles y despiadados comportamientos de las diversas facciones del estado islámico muestran que se carece del mínimo sentido de humanidad y que desaparecen los valores en los que se fundamenta la sociedad internacional. España debe estar, junto con los países de la Unión Europea, en la vanguardia de la lucha contra el terrorismo también porque nuestra tradición histórica nos ha convertido en un país que asume radicalmente la defensa de los derechos humanos. Combatir el terrorismo es, asimismo, una afirmación rotunda de que la protección de la vida, de la integridad y de la libertad de las personas está en la esencia de nuestras convicciones y de que no es posible contribuir a la mejora de la comunidad internacional si no se coopera intensamente para acabar con los actos terroristas. El pacto no sólo es necesario sino que, además, es imprescindible en un estado democrático. Ahora que ocupamos un puesto permanente en el Consejo de Seguridad, durante los dos próximos años, tenemos una privilegiada posición para dejar claro nuestro compromiso con los derechos humanos y con su carácter universal e indivisible. La lucha contra el terrorismo es más que una cuestión de estado; es un componente que define la naturaleza y el quehacer de los estados en la sociedad internacional. Aciertan quienes apoyan una causa común y democrática contra el terror y se equivocan quienes apuntan en la dirección de las controversias internas. El ser humano es el centro de la vida internacional y la defensa de sus derechos el único reclamo.