María José Navarro

MC Seny

A ver, así por delante: sí, una se hartó desde estas mismas líneas de hablar bien de Duran i Lleida (nombre por cierto de despacho de detectives) y ahora pueden imaginar la cara de tonta Premium (la de tonta normal la llevo siempre) que se me ha quedado. Hace tiempo Duran transmitía la imagen de señor sensato y moderado y una pensó que quizás ahí, en ese equilibrio aparente, estaba la solución a todas las estridencias pro y antinacionalistas. Pero Duran empezó a hacer cosas extrañas, o quizás empezamos a saber de ellas, hasta entonces ocultas. Nos enteramos de que Duran i Lleida pasa sus días en Madrid sirviendo al pueblo desde un hotel de lujo, le oímos cargar contra los jornaleros andaluces y sugerir que la política se estaba llenando de pobres y nos quedamos a cuadros. Vimos el cambio de color de las monturas de sus gafas y llegó la foto con las zapatillas de colorines con las que recorre Chile y ya no pudimos más. Duran se ha caído con todo el equipo en medio del escándalo de la financiación ilegal de Unió y, encima, con zapatillas de rapero de la burguesía textil, MC Seny. Duran ha dicho que no dimite ni renuncia al hotelazo por más que se le critique, basándose en un argumento sorprendente y pronunciado en plural mayestático: ni yo, Duran, ni Lleida, somos responsables de lo que haga otro en nuestra casa. Sepan pues todos que en casa de los Duran i Lleida se puede delinquir, pero si luego llega un guardia con él que no cuenten: él seguirá a lo suyo, cambiando cordones a las playeras en un hotel de lujo.