Alfonso Merlos
Mentiras y gordas
Un auténtico cuento chino, una leyenda urbana. O en realidad, algo mucho más grave: la trola sobre la que ha pivotado una estrategia para denunciar que España roba, que oprime, que atosiga a la imparable y laboriosa nación catalana frenando su glorioso camino hacia la independencia, la prosperidad y, en definitiva, la creación de riqueza por doquier.
Las balanzas fiscales dicen lo que dicen y prueban lo que prueban. Es inadmisible que politicastros separatistas lleven años dando la matraca y poniendo el grito en el cielo porque Cataluña da más que nadie y recibe menos que nadie en España. La tabla de Excel lo desmiente. Los números no salen tal y como los exhiben en su infantil y maligna imaginación los chiquilicuatres del secesionismo catalán. Y probablemente estos trileros lo conocen. Pero ya se sabe que para el nacionalismo no hay nada más sagrado que la patada a seguir. Escupiendo sobre la verdad de los hechos, naturalmente.
Y aún así, y más allá de lo que indiquen y arrojen los guarismos, no hay nada más grosero ni maleducado que el discurso de estos mesías nacionalistas de la ruptura: estos iluminados que nunca interiorizarán la grandeza del concepto de solidaridad, ni comprenderán el significado de la mutua ayuda, del trabajo en equipo, de compartir un proyecto de integración y no de veneno.
Quizá hoy dejen estos piratas del interés general de dar la brasa con las balanzas fiscales. O quizá no. Porque ya se han adentrado demasiado lejos en su sendero de falsedades conduciendo a un acrítico rebaño de ovejas descarriadas hasta el borde mismo del precipicio. Y ya sólo puedan alimentar a esta penosa grey con más mentiras y más gordas.
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