Elecciones catalanas

Alejandro Fernández, candidato del PP: "No haré presidente a Salvador Illa. Primero debe romper con el separatismo"

"La traición del PSC al constitucionalismo es de órdago", denuncia mientras avisa de que "Sánchez se ha introducido en el populismo bananero más vergonzoso"

Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) es candidato aunque tuvo que sudar la camiseta para serlo. Tiene las cosas claras y las dice con soltura, arremetiendo contra Salvador Illa y los secesionistas por igual. Quizá porque, como politólogo, se sabe mover bien en las procelosas aguas de la política. Las ojeras hacen mella en esta recta final de campaña en la que echa de menos a su hija pequeña, «porque la acuesto yo cada día». La mayor, de 18 años, «juega en otra liga». En esta campaña sacará al PP del ostracismo en Cataluña, aunque seguirá siendo el cuarto partido.

Si le echaron la culpa del mal resultado de 2021, ¿ahora también tendrá la culpa del resultado del 2024?

(Sonríe) La victoria tiene mil padres y la derrota es huérfana. Forma parte de las reglas del juego y las acepto con absoluta serenidad y buen humor.

El debate de campaña se centra en posibles pactos postelectorales. ¿Hará presidente a un no independentista?

El problema es que el señor Salvador Illa tomó la decisión de entregarse a Puigdemont. Nosotros somos un partido con vocación de gobierno y con vocación de ser decisivos, porque no somos un movimiento de protesta ni de desahogo. Por eso, no vamos a participar a cualquier precio de este tipo de operaciones.

¿Cuál es ese precio?

Tiene que quedar muy claro que quien quiera hablar con nosotros ha roto todos sus acuerdos con el separatismo, porque sino acabaríamos siendo sus mamporreros. Y eso no va a ocurrir. Eso se lo garantizo.

¿Prevé entonces un escenario de repetición electoral?

Puede ocurrir, pero es nuestra obligación dar lo mejor de nosotros mismos en esta campaña electoral sin pensar en pactos postelectorales. La gente tiene que votar y todavía no ha votado. Creo que es faltar al respeto de los ciudadanos hablar de pactos cuando la ciudadanía tiene que trasladar su opinión a las urnas. A partir de ahí, ya veremos qué hacemos.

En su partido se han alzado voces críticas con el discurso que se hizo en el País Vasco. Se dijo que no fue lo suficientemente duro. ¿Usted siente presión?

No. A lo largo de mi vida siempre he intentado ofrecer lo mismo que pido para mí. Pido respeto y ofrezco todo este respeto a mis compañeros del País Vasco con la campaña que diseñaron en función de su realidad política. No me siento presionado por lo ocurrido en el País Vasco, donde, por cierto, crecimos, que era el objetivo fundamental.

El adversario es el independentismo, pero en sus intervenciones arremete muy duro contra Salvador Illa. ¿Quién es entonces su adversario?

La traición al constitucionalismo ha sido de órdago. Recuerdo que Salvador Illa prometió en campaña en 2021 que jamás pactaría con ERC y les ha votado todo. Prometió, casi juró, que jamás apoyaría una amnistía y al final la ha aprobado y la está defendiendo. Por tanto, es Salvador Illa el que ha decidido apartarse del constitucionalismo y hoy forma parte de un bloque en el que la unidad de acción con el separatismo es total. Con estos motivos, es normal que le critique.

¿Habrá «sorpasso» a Vox? En las encuestas resisten a su partido. ¿Qué le pediría al votante de Vox para que vuelva a votar al PP?

No veo al electorado como un laboratorio. No me preocupa lo que votó la gente en las últimas elecciones. Lo que sí le digo es que si crees en la seguridad ciudadana, si crees en impuestos moderados, en una educación de calidad, en una sanidad sin listas de espera, el PP es tu partido. Y si quieres acabar con el «procés», el PP es tu partido útil. Por estos motivos, no me importa lo que los ciudadanos votaron en las últimas elecciones. Me importa qué es lo que van a votar en estas y me esfuerzo en explicar mis propuestas.

Seguridad e inmigración son los ejes del debate en esta campaña electoral...

Nos oponemos a la propuesta separatista de expulsar a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. En Cataluña no sobra nadie, sino que lo que hacen falta son más efectivos. El Partido Popular propone la creación de 570 plazas de Mossos d’Esquadra. Pero más allá de esta propuesta concreta, lo que proponemos es prestigiar a la Policía. En los últimos años se ha impuesto una ideología que idealiza al criminal y criminaliza al agente. Esto se va a acabar. Y tengo muy clara una cosa. Quien llegue a Cataluña, o al resto de España, para trabajar y respetar la ley es bienvenido. Quien convierta el delito a través de la multirreincidencia en un sistema de vida, debe ser inmediatamente expulsado.

¿A dónde? Porque muchas veces se desconoce el país de origen.

A sus países de origen, sin duda. Ciertamente, saber de dónde proceden es un asunto importante y nos lleva a querer debatir esta cuestión y analizarla. Es fundamental saber la situación y el origen de estas personas. Lo que no puede ser es que deambulen en el limbo, sin saber si se pueden quedar o a dónde se las tiene que repatriar.

¿Y qué hacemos con la multirreincidencia autóctona?

En el programa electoral de las últimas elecciones generales proponíamos la reforma del Código Penal. Era una de nuestras propuestas estrella en materia de seguridad.

El debate electoral se está centrando en temas que poco tienen que ver con el «procés»... ¿Se ha acabado ya?

No es cierto. Piense que la propuesta de Aragonés es volver a la pantalla del referéndum y la de Puigdemont es volver a la Declaración Unilateral de Independencia de 2017. El «procés» no se ha acabado y no solo hablan de ello, sino que quieren volver a empezar como si no hubiéramos tenido bastante con esta década.

¿Se cree de verdad que van a volver a empezar?

Tengo la buena costumbre de no hacerme trampas al solitario. Mucha gente se hizo estas trampas en 2017 y decían que no se iban a atrever, y ¡vaya si se atrevieron! Conviene escucharles con atención y no autoengañarse. Uno de los problemas de negar la realidad es que, cuando esta se manifiesta con crueldad, te deja en una situación de enorme fragilidad. A mí, esto no me va a ocurrir. No me van a engañar.

¿El idioma es un problema en Cataluña? ¿Eliminará la inmersión lingüística?

Mire, hay dos cuestiones. En la calle, hay normalidad absoluta. El problema está en la administración pública y en el sistema educativo. La administración debe poder dirigirse a los ciudadanos tanto en catalán como en español, quién así lo reclame en cualquier ámbito. Y en la educación hemos de tender a una conjunción lingüística con un sistema educativo trilingüe. Esta es nuestra propuesta y estoy convencido de que funciona.

En los grandes debates, como el de la ampliación del aeropuerto, infraestructuras viarias o hídricas, ¿cree que se ha perdido el tiempo?

Nosotros queremos acabar con la cultura del no a todo que ha paralizado a Cataluña. No quieren aeropuerto, ni cuarto cinturón, no quieren hacer nada. Si en los 90 hubiéramos tenido gobernantes tan irresponsables, Port Aventura o las autopistas no existirían. Iríamos en carro y con taparrabos. Eso sí, todo muy ecológico. Esto no puede seguir así. Las sociedades tienen que avanzar. Lo mismo pasa con el agua. El concepto no es trasvase, es interconexión, como señalan los colegios de ingenieros y economistas. Una interconexión hecha para usarla solo en caso de emergencia con los sobrantes del agua del Ebro. Las desaladoras son necesarias, pero insuficientes. La reutilización también es necesaria, pero insuficiente. Tenemos un problema gravísimo para este verano, y el que viene como mínimo, que hay que resolver con una infraestructura que aún no está hecha.

Si influyera en el Gobierno, ¿cuál sería su primera medida?

La primera es garantizar que el turismo, la industria y la agricultura y la ganadería tengan agua. Hoy no la tienen y cuatro millones de catalanes pueden abrir el grifo este verano y no tenerla. Lo segundo, garantizar la seguridad ciudadana, y lo tercero, una bajada relevante de los impuestos, con supresión de los impuestos de sucesiones y patrimonio, y bajada de todos los tramos autonómicos del IRPF.

Esta bajada estaba contemplada en los presupuestos que fueron rechazados y que han provocado el adelanto electoral. A todas las rentas de menos de 35.000 euros...

Si eso es una bajada de impuestos…. Cuando mi madre me daba la paga de fin de semana le decía: «Con esto no cojo ni el bus».

¿Le molestó que su partido votara en contra del Corredor Mediterráneo en el Parlamento Europeo?

Esa votación tiene matices. Incluía muchos más puntos. El PP, en la Unión Europea, en el Congreso y en el Parlament en un 99%, ha votado a favor del Corredor Mediterráneo.

Según las encuestas, el movimiento del presidente Pedro Sánchez está beneficiando al PSC provocando una concentración de voto.

A mí me gusta pensar, y estoy convencido, de que no se puede tomar el pelo de esta manera a la ciudadanía. Lo que ha hecho Sánchez es básicamente señalar que España tiene una gravísima crisis de calidad democrática porque, según él, los jueces no le pueden investigar ni a él ni a su familia, porque es intocable. Los periodistas no pueden hablar mal de él ni de su familia, porque son intocables. Esto es introducirse en el populismo bananero más vergonzoso y eso es incompatible con las democracias liberales. El electorado se dará cuenta. Estoy convencido.

En una entrevista dijo que del socialismo se sale. ¿Si gana Salvador Illa Cataluña no saldrá del socialismo?

Por esa regla de tres, el PSOE se hubiera tenido que disolver en Madrid o en Galicia por sus malísimos resultados. Las democracias representativas tienen esto. A veces se gana y a veces se pierde. Que gane uno no significa que todo el mundo se una a un partido único. Todo lo contrario. Siempre hay que trabajar para crecer. El PP estuvo en medio de especulaciones sobre su desaparición y hoy, en cambio, va a tener en estas elecciones una posición más sólida y más fuerte. Lo decidirán los catalanes. Se trata de ir creciendo y no asumir el ideario socialista solo porque ahora esté por encima de ti.

El PP en su mejor momento tuvo 19 escaños. Ahora, entre PP y Vox pueden sumar 23. Nunca la derecha constitucionalista ha tenido un resultado así.

Creo que esto es la consecuencia del cansancio y un agotamiento del «procés». El separatismo nunca había ganado en porcentaje de votos, pero la Ley Electoral le daba mayorías en el Parlament. Esta vez todo indica que podían perder esta mayoría tras más de diez años. Para el PP es una oportunidad de crecimiento enorme, porque aunque ERC y Junts se empeñen en continuar con el «procés» con un Salvador Illa de facilitador, una parte muy importante de la sociedad catalana quiere pasar página.

Después de las elecciones, congreso del PP. ¿Quiere repetir como presidente?

Son tan grandes los retos que afronta Cataluña que las cuestiones orgánicas ni me inquietan ni me interesan.