Ely del Valle

No es el DNI

Una escucha a Elena Valenciano y no sabe si habla de su secretario general o de uno de los protagonistas del último anuncio de Campofrío. Rubalcaba, dice, se siente joven, y con ello doña Elena tira por tierra años de lucha para que se deje de considerar desecho de tienta a todo el que haya cumplido 60 años. Sí, es mayor, viene a decir, pero él no se lo cree. Como ayuda, no tiene precio.

La perla la ha soltado para intentar zanjar por enésima vez la polémica de si el hombre que susurraba a Felipe y a Zapatero tiene o no que dejar vía libre a una generación impaciente por pisar moqueta en Moncloa. El problema es que la capacidad de liderazgo, de gestionar con cabeza, de dirigir un país y de generar la suficiente confianza como para que la mayoría de los ciudadanos te avale no es cuestión ni de años ni de sentirse un chavalote, y en el caso de Rubalcaba, se da la circunstancia de que no son sólo los votantes los que pasan olímpicamente de él: también los suyos parecen estar más preocupados por dejarle a cargo del Imserso que por achicar para que deje de estar con el agua al cuello.

Si el PSOE pretenden hacernos creer que lo peor de Rubalcaba es su edad y que todos sus males se resuelven apostando por un líder joven, es que están peor de lo que parece, y si Valenciano piensa que diciendo que don Alfredo es puro resveratrol espiritual ha convencido a alguien de que las Chacones, los López y los Madina están desactivados, allá ella con su inocencia. A los demás, lo que ponga en el DNI del líder de los socialistas nos la trae al pairo siempre y cuando tenga dos dedos de frente, y eso, como bien demostró Zapatero, no es cuestión de calendario.