María José Navarro
Por el retrete
El Ayuntamiento de Valencia ha prohibido tirar toallitas húmedas al váter para evitar atascos en las tuberías. Como pueden Vds. comprobar sigo en mi línea de bucear en los asuntos verdaderamente comprometidos. A lo que vamos. Resulta que en la ciudad del Turia se han percatado de que cuando llueve mucho la red de alcantarillado está normalmente colapsada y de eso tiene la culpa, entre otras cosas, esa manía tan española de tirarlo todo por el retrete. Mi madre, sin ir más lejos, haciendo un día limpieza de bolso, dejó caer a la taza un puente con dos muelas, puente que a estas alturas debe andar por el Índico en la chepa de algún delfín jorobado. El caso es que Valencia ha dicho basta. Se acabó el lanzar impunemente al hoyo esas toallitas con las que limpiamos el culete al nene, exfoliamos nuestro cutis mixto o quitamos la suciedad al limpiaparabrisas, que ahora hay modalidades para todos los gustos. El peligro lo provocan las que no son biodegradables, es decir, aquellas que no se disuelven al contacto con el agua, se hacen bola, pelota, se quedan en las cañerías y forman pegotes de todo tipo de cochinadas que no voy a enumerar ahora porque igual están Vds. desayunando y no es cuestión de cortarles los jugos gástricos. El Ayuntamiento de Valencia, por lo tanto, ha decidido multar a aquellos que arrojen al váter los dichosos pañitos y a una le quedan varias dudas sobre el procedimiento a seguir. ¿Pondrán un chip con nuestro nombre a cada toallita? ¿O les harán la prueba del Carbono 14? ¿Habrá un guardia con una porra en cada baño? ¿Fabricarán toallitas inteligentes capaces de señalarnos con el dedo? Periodismo o muerte. Hasta luego.
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