Restringido

Qué coño es la UDEF

Esta era la pregunta que Jordi Pujol lanzaba a la audiencia de «Espejo Público» de Antena3 cuando Susanna Griso le hablaba de las múltiples informaciones sobre presunta corrupción que apuntaban a su familia. Imagino que el hasta ahora muy honorable sabía de sobra que se trata de la Unidad de Delitos Económicos que lleva acorralando a algunos de sus hijos desde hace un porrón de meses. Pujol sabe qué es la UDEF y sabe algo más, que con su confesión/cortina de humo le ha dado a su partido la puntilla en el afán de intentar salvar a sus hijos del banquillo de los acusados. Cuando mañana Artur Mas llegue al palacio de La Moncloa para «hablar de todo» con el presidente del Gobierno de la Nación, no podrá eludir este asunto que él considera que pertenece al ámbito familiar. Lo que pasa es que familia y partido, familia y Convergència, llevan indisolublemente unidos desde hace más de tres décadas, desde aquella imagen del balcón del palacio de la Generalitat cuando acusó al Gobierno de Madrid de haber realizado una jugada indigna por el cerco judicial a sus tejemanejes en Banca Catalana. En aquel momento se envolvieron, él y CiU, en la señera para que la ciudadanía, o una importante parte de ella, identificara su figura y su partido con Cataluña. Al final don Jordi ha terminado, a sus 84 años, haciéndose un lío con la señera, con su señora y con sus vástagos y nos ha contado que lleva defraudando al fisco desde hace la intemerata. En apenas una semana hemos pasado del «España nos roba», a enterarnos de que los nacionalistas se hacen trampas en el solitario y que, además, su santo patrón va a tener que dar muchas explicaciones de por qué tiene el dinero, una parte de él, en Andorra. El heredero político de Pujol va a tener que pedir una cita con Montoro después de verse con Rajoy.