José Luis Requero
Quo vadis?
Un día más los trabajadores del hospital bloquean el tráfico al grito de «la sanidad no se vende». Protestan contra algo instaurado en 1997 cuando, con el voto del PSOE, se aprobó la ley sobre Habilitación de nuevas Formas de Gestión del Sistema Nacional de Salud. Se iniciaba así algo nada novedoso en nuestro Derecho: la gestión indirecta de un servicio público, en ese caso el sanitario. Todas las comunidades autónomas han introducido este sistema de gestión, luego no hay que ser un lince para deducir intenciones políticas tras las protestas.
Al poco veo otra concentración: son los funcionarios de Justicia contra la Ley de Tasas. Que protesten asociaciones de consumidores, abogados o procuradores lo comprendo; que lo hagan los funcionarios, jueces o fiscales, nada. En fin, no quiero echar leña fuego ni que paguen justos –y los hay y muchos– por pecadores, pero cuando los funcionarios claman por una «Justicia para todos» yo digo que sí, pero mejor si se empieza por la jornada completa, no esa de cinco horas y pico, menos la media hora del café.
Días antes, el telediario informaba de la crispación judicial. Aparte de los jueces que lanzan manifiestos contra los indultos del Gobierno, se informa de una concentración de jueces; además para hoy y mañana hay actos de protesta, incluso un paro. ¿Las razones?: las asociaciones de jueces y fiscales protestan también por la ley de tasas y están vigilantes con los desahucios. Robin Hood metido a juez o fiscal. Pero también se protesta por la nueva ley del Poder Judicial. Es curioso, asociaciones que en 1985 aplaudían que el Parlamento eligiese a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, protestan ahora por una reforma que, según rumores, reafirmaría ese modelo; y me sorprende que se proteste porque se vaya a una Justicia enteramente profesional, sin jueces interinos.
Es el mundo al revés. Un partido –el PP– que prometía volver al sistema de Consejo elegido por los jueces, el netamente constitucional, parece que enterrará su programa y confirma el sistema del PSOE. Entre las asociaciones de jueces, las que defendían el sistema del PSOE claman ahora por el que prometía el PP –que me expliquen la sinceridad de sus protestas– y las que sí son sinceras, no tienen mejor idea que revestirse de sindicalistas, dándole razones al poder político para enterrar de por vida la posibilidad de darles esa responsabilidad de gobierno. Entre tanto el PP queda descuidado, sabedor de que ningún partido le echará en cara que incumpla su eterna promesa. ¿Quién teme, pues, a esa Judicatura airada que, además, con gran sentido de la oportunidad elige para manifestarse unos días en los que la opinión pública ve pasmada la excarcelación de la mafia china? Razones legales aparte, la gente ve lo que ve.
Ante tanta crispación global, oportunista e hipócrita, recuerdo que un día un compañero me dijo que el juez es alguien a quien todos quieren engañar. Lo que no contaba es que también los propios jueces están empecinados en engañarse; que pese a que, por deformación profesional, deberían tener espíritu crítico, intuir la mentira, sopesar pros y contras y las consecuencias de sus decisiones, se meten un sonoro gol en propia portería. Se echan en manos de líderes emergentes que buscan su lugar al sol en el mundillo de la política judicial y hacen de extras en esa estrategia de crispación global.
La judicatura va por un camino sin retorno y como hace quince días en estas mismas páginas, de nuevo le pregunto a la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura: quo vadis?, ¿por qué hace bulto en esa estrategia de crispación?, ¿qué pinta al lado de quienes dicen cosas como que la ley de tasas agudizará la «violencia estructural»? Tenemos mucho trabajo, pero tiempo habrán tenido de enterarse que el Muro cayó. Insisto: ¿por qué renuncia a ser la asociación paradigma de sensatez y buen criterio? La unidad asociativa es deseable, pero liderada por quienes, tanto en la APM como fuera, son imagen del juez profesional y razonable, no del sindicalista aficionado y aprovechado; pero no menos lamentable es que un Gobierno que se dice moderado no de bazas a los sensatos. Cada uno tiene lo que se merece.
✕
Accede a tu cuenta para comentar