Alfonso Merlos

Red de franquicias

Vuelta a los orígenes. Hay una voluntad clara entre los partidarios de la yihad de reeditar los viejos tiempos de Al Qaeda. Es lo que se desprende frontalmente de las revelaciones que hoy apuntala LA RAZÓN y que sacan a la superficie las estrategias, tácticas y métodos operativos a adoptar en el más corto plazo y en un escenario global por el Islam militante. No es verdad que el Estado Islámico presente estructuralmente una

fisonomía horizontal, plana, donde apenas hay líderes o coordinadores o

aglutinadores de las piezas que conforman el motor del terror. Y en el

futuro será menos cierto aún. Precisamente quienes hoy exportan la

brutalidad desde el corazón de Oriente Medio tienen el firme objetivo de

hacerse con una red de adiestradores, de extremistas especialmente

preparados para la captación, el reclutamiento, el indoctrinamiento y el

entrenamiento para matar y morir.

El siniestro Daesh buscará reforzar el combate en los dos frentes (el

cercano y el lejano). O sea, a imitación de las tesis desarrolladas por

Ayman Al Zawahiri –mano derecha de Bin Laden– vuelve a subrayarse la

necesidad de causar no sólo destrucción material y humana en el mundo

árabe sino, al tiempo, de aterrorizar a las capitales de Occidente

utilizando las comunidades musulmanas como perfectos caballos de Troya.

Es inútil negarlo. España está en la parte alta de la lista de estos

insaciables criminales. Nunca dejarán de guerrear para recuperar la

gloria y el esplendor evocado por su viejo imperio, los tiempos de Al

Andalus. Y eso pone inexcusablemente en guardia a nuestros servicios de

información. No lo olvidemos: nuestro éxito deriva de frenar todos los

atentados. El éxito de estos bárbaros deriva de acertar una sola vez.