Irene Villa

Rendirse, jamás

La Razón
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«Todos tenemos una enfermedad degenerativa e incurable llamada vida». Ésta es una de tantas frases que emocionan y al mismo tiempo inspiran de la película «100 metros. Rendirse no es una opción». Dani Rovira da vida de forma insuperable a un héroe: Ramón Arroyo. Le diagnosticaron esclerosis múltiple, pero la película no es esa enfermedad conocida como la de las mil caras (porque nunca se sabe cómo va a evolucionar ni cuántos brotes pueden aparecer, ni siquiera si el tratamiento va a funcionar igual en unos que en otros), sino que se trata de la historia de una persona a quien le dicen que en un año no va a poder caminar ni 100 metros y decide contradecir esta dura sentencia preparando su cuerpo para hacer maratones y triatlones ¡y acaba consiguiendo terminar con éxito un IronMan! «Que nadie te diga que no puedes hacerlo» es otra de las máximas que siempre me han acompañado, y gracias a ella muchos conseguimos lo que supuestamente no estaba a nuestro alcance. Gracias a los agoreros o a unas cartas desfavorables, muchos desafían su destino. Y es que la fuerza de la determinación es imparable, como lo es la obstinación por contradecir los peores augurios. Como sostiene el propio Ramón Arroyo, más que una película a recomendar, tiene que ser recetada, porque sales del cine con ganas de comerte el mundo, de desafiar los diferentes obstáculos de la vida, de hacer deporte, de moverte, de ayudar a quienes están atravesando situaciones similares a la de Ramón, y sobre todo sales valorando al máximo el gran tesoro que supone la salud y siendo consciente de que los momentos de mayor felicidad son esos en los que nos encontramos luchando por un sueño, superando un reto o desafiando un supuesto y negro destino que apaga nuestra esperanza y condena nuestro potencial. Porque al fin y al cabo la vida es eso: confiar siempre en nuestras capacidades para afrontar una lucha constante por superar etapas y retos que tenemos cada uno de nosotros, sin rendirnos.