José María Marco
Salvemos a Rubalcaba
Los jóvenes socialistas que participaron ayer en el acto de presentación de la candidatura de Elena Valenciano al Parlamento Europeo llevaban una camiseta que decía (en inglés, que debe de ser la nueva lengua del socialismo) «Yo estoy dentro. ¿Y tú?». Descontado el sentido del humor de los españoles, no será necesario sacarle al eslogan más punta en estas líneas. Cabe apuntar, eso sí, que allí sí que estaban todos los grandes del socialismo español reciente: Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero. Ni siquiera faltaba Tomás Gómez, el mejor aliado del PP de Madrid. Tal abundancia de Vips indica que estas elecciones son importantes para el PSOE, como lo son, efectivamente, para la sociedad española y para la UE. Indica también algo más. El próximo mes de mayo, Rubalcaba se juega su futuro político, pero lo más grave no es eso. Lo más serio es que no han aparecido nuevas figuras con la relevancia suficiente para sustituir a quien todavía representa, después de los años poéticos del zapaterismo, cierta visión nacional, capacidad de diálogo con el Gobierno popular y conciencia del peso histórico y político que supone ser uno de los dos partidos de gobierno de nuestro país. En otras palabras: la alternativa a Rubalcaba es, por ahora, algo parecido a la volatilización del socialismo español. El secretario general del PSOE ha logrado reunir a su alrededor a los grandes de su partido. Mientras no emerja una figura de auténtica dimensión nacional, es mejor que lo sigan respaldando.
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