Alfonso Merlos

Servicio a la verdad

Hace nada menos que veinte siglos ya estableció alguna escuela de filósofos grecolatinos que la verdad triunfa por sí misma, mientras que la mentira necesita algún tipo de complicidad. Hay dos hechos indubitados que distinguen el actual momento del «caso Bárcenas». El primero: este presunto gran golfo y evasor fiscal se ha erigido definitivamente en jefe de prensa del PSOE. Así, la oposición no tiene el menor empacho en reconocer que quiere fijar una agenda, a partir de septiembre, que vendrá marcada y pautada por este distinguido inquilino al que le ha tocado veranear en Soto del Real. El segundo hecho: el partido en el Gobierno lo está teniendo facilísimo para colaborar con el juez Ruz en el esclarecimiento de las canalladas de Bárcenas. Está haciendo exactamente lo que han hecho los chicos de Rubalcaba y Griñán con los ERE falsos, pero al revés. En lugar de obstruir, cooperar; en vez de ralentizar, acelerar; no oscurecer sino iluminar. Y así se entiende que los materiales informáticos usados para Dios sabe qué por el jefe de la caja de Génova durante demasiados años estén ya en los tribunales. Calcada la forma de proceder a la de la Junta de Andalucía, como es evidente. Con frecuencia ocurre con las calumnias como con las manchas de aceite: es difícil hacerlas saltar. Pero hay que rechazarlas. Y en eso está el PP.