Reyes Monforte

Suerte

La Razón
La RazónLa Razón

La ignorancia siempre es mala consejera. Sergio Morate debería estar aplaudiendo con las orejas por tener la suerte de ser trasladado a España, permanecer en una cárcel española lejos de una prisión rumana, donde las mafias aplican su propia ley, y ser juzgado por la Justicia española. Le ha tocado la lotería y todavía no lo sabe.

Ha tenido reacción de nenaza, que suele ser la reacción normal de todos los que se comportan como supuestamente lo ha hecho él, al pedir no ser extraditado a España porque dice que no va a tener un juicio justo, que su caso se está mediatizando y, sobre todo, porque teme por su seguridad. El angelito cree que su vida corre peligro –no ha debido de oír hablar de cómo se las gastan las mafias del Este en las cárceles rumanas porque entonces sí temería por su vida y pediría ir a España aunque fuera a nado– y asegura estar atemorizado por la reacción de las familias de las víctimas y de los medios de comunicación. Que dé gracias a quien corresponda porque las familias de las víctimas siempre están a una mayor altura que sus verdugos. Alguien debería informarle de la suerte que ha tenido por que un tribunal rumano haya denegado su recurso por considerarlo infundado y que esa decisión le vaya a permitir tener el derecho de defenderse, ése que no tuvieron las víctimas, ese derecho que le arrancaron sin más a Marina y a Laura.

La buena noticia, si es que en toda esta historia puede haber una buena noticia, es que la Justicia rumana ha sabido responder al considerar que es la Justicia española la que debe juzgarle. Muchos podemos pensar que se ha tomado su tiempo, que ya lo podía haber resuelto antes y todo aquello que el sentido común nos empuje a pensar más con el corazón que con el pertinente conocimiento de los trámites administrativos que suelen dilatarse en el tiempo más de lo deseable. Esperemos que la Justicia y el tiempo coloquen a cada uno en su sitio. En especial, a él.