Miguel Ors

Tebas, Benítez y Piqué

La Razón
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L5 Buqué

Semana con fútbol de la Selección, semana de descanso para los clubes. De descanso y, para los técnicos, de meditación. La gente de gusto «exquisito» y exigente (las dos equis de notoriedad) no salió satisfecha del Calderón.

–Sin «buqué» el fútbol de los dos. El Real Madrid de Benítez manufactura un fútbol poco gustoso y poco «redondo». Hay vinos excelentes y hay equipos que hacen del fútbol una excelencia: no es el caso del Madrid de Benítez. Tampoco el actual Atlético de Simeone es grato al «paladar» de los ojos.

Anoto esta opinión de un espectador apócrifo aficionado al buen vino y al buen fútbol.

Navas malogró la victoria del Atlético parando un penalti a Griezmann y, casi al final, despejando un tiro con «buqué» venenoso de Jackson.

–¿Le gusta Jackson?

–Me gustará. Hay que darle un poco de tiempo.

M6 Sevillistas

Vivir es aprender. Aprendo hoy del presidente del Sevilla, José Castro, y del famoso Ramón Rodríguez Bermejo, alias «Monchi», en los Desayunos de Europa Press. Castro se ve como «un presidente no efectista, sino efectivo». Modesto: «Estamos –en la Liga– un paso atrás del Atlético y del Valencia». Demócrata en cuerpo, alma, y de pensamiento, por su modo de entender la vida: «Creo en la unidad, en el diálogo, en el consenso, en el buen talante: son mis obsesiones». Optimista: «A veces es necesario fracasar, para luego triunfar».

El famoso «Monchi». Se percibe enseguida: listo e inteligente. O tal vez listo por ser inteligente. Inteligente es el que explica lo que hay que hacer para triunfar; listo, el que triunfa. «Soy –confiesa– más sevillista que director deportivo». Agrega: «A mí, antes de dedicarme al fútbol, lo que me atraía era la política». El fútbol es otra forma de hacer política, si bien se mira. Su definición del fútbol: «Un juego muy serio con componentes de azar. Hay que controlar el azar».

X7 Patologías

El hombre es él y sus patologías. Confirma Cruyff mi diagnóstico sobre Ronaldo, de quien tengo escrito que su patología es el gol, que él no juega al fútbol, juega a hacer gol. Si juega bien al fútbol y no hace goles, se enoja. Y mucho.

La patología de ese ambicioso personaje que se llama Javier Tebas y preside la Liga de Fútbol Profesional es echar a todo el mundo, es echar a Blatter (imputado éticamente), a Platini (también imputado éticamente) y a Villar (éticamente limpio). Con un par de huevos de avestruz australiana, compara a la FIFA con la mafia siciliana. Su verbo preferido es echar. Está de moda ese verbo, por cierto. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias también quieren echar a Rajoy. ¿Por qué?

–¡Ostras, para ponerse ellos!

Pedro y Pablo (nombres evangélicos), por consiguiente, como Tebas. Ninguno explica cómo sería la gobernanza del país y del fútbol con ellos en el trono del poder. Los tres me inspira poca confianza.

–¿Por qué?

–Mi razón es sólo económica. Hace tiempo que dejé de creer en las ideologías de derechas y de izquierdas, tan rancias. Un país funciona bien cuando funciona el talento creador y emprendedor de la economía. Rajoy, si de verdad «ahorca» la corrupción (su horca), tiene más y mejor motor económico que Pablo y Pedro.

–¡Discrepo!

–Está usted en su derecho. Creo también en la tolerancia. La intolerancia es irracionalmente antidemocrática.

J8 Benítez

Ser entrenador del Real Madrid, con Florentino Pérez, es desasosegador. Si la patología de CR7 es el gol, la de FP es el título. No es crítica. Son humanamente orgullosos, codiciosos, ansiosos. Pellegrini, Mourinho y Ancelotti dan fe de ello. «Ser entrenador del Real Madrid –susurraba Pellegrini– es contentar a los jugadores, a los directivos, es llevarse bien con los medios y contentar a los aficionados. Altas tensiones que encanecen el pelo». ¿Cuestionado ya Benítez? Su salvación: ganar la Liga o la «Champions», los otros títulos no son revalidadores para FP. Ser entrenador del Real Madrid es tan difícil como gobernar esta plural y diversa España de las diversas y plurales autonomías.

V9 Piqué

Pitar o no pitar a Piqué. Este asunto, tan celtíbero, yo lo veo así: a Piqué, como jugador de la Selección, se le debe respetar; pitarle a él, es pitar a España. Pero si Piqué, políticamente, se siente catalán secesionista, ¿por qué, futbolísticamente, no se siente secesionista de la Selección? Qué pintorescamente dicotómicos somos a veces los españoles.