Pedro Narváez
Terribas, «la bien pagá»
En Cataluña, según los informes de la propia Generalitat, que no hay que adentrarse en la caverna para encontrar el dato exacto del desvarío, hay 50.000 niños que sufren malnutrición a causa de «privaciones severas»: pocas veces el sustantivo y el adjetivo se alían en un matrimonio tan sádico. Poco importa a la periodista Mónica Terribas, como a la mayoría de nosotros, que no comemos más de cuatro veces al día porque no tenemos tiempo. Pero mientras los demás optamos por un silencio cómodo y supongo que irreversible, la Terribas propina latigazos de conciencia social para que nos duela lo que ella no siente, y si nos trae al pairo la «pecata minuta» de la miseria, tengamos que hacer penitencia por liberales y malas personas. Es un clásico de la progresía. Terribas va a cobrar 430.000 euros al año por presentar un programa de la radio de Artur Mas. He intentado decorar la frase anterior para que sonara aún peor y no digan que los enemigos estamos perezosos. El título objetivo resulta en este caso imposible de superar. Las limitaciones del escribidor. Cualquier cambio en la sintaxis provocaría un espejismo. En lo que llevamos de año 1.200 periodistas han perdido su trabajo. Mejor obviar la cifra si remontamos la Olivetti hasta antes de la crisis. Si hacemos cálculos, y a decir de su sueldo, Mónica Terribas, a la que tengo el gusto de desconocer, es una periodista excepcional, un Pulitzer catalán, una Carl Bernstein y Bob Woodward del nuevo siglo, una Kapuscinski de la independencia con tanta literatura como rigor, Pla rediviva en catalanista. No encuentro otra razón lógica para que reciba 430.000 euros al año que la excelencia. Será que en el paraíso independiente los sueldos se multiplican y los periodistas son estrellas de «Mulholland Drive». Será que su primer programa estará dedicado a los 50.000 niños y no a la cadena humana de la Diada.
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