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Todos somos Bruselas

La Razón
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Los ataques terroristas de Bruselas nos muestran la importancia de la unidad contra el terrorismo yihadista, del pacto suscrito por casi todos los partidos y de la necesidad de combatir una lacra que busca acabar con nuestro modelo de convivencia, libertad y democracia y también destruye miles de vidas inocentes en todo Oriente Medio y África. No olvidemos a las víctimas y a sus familiares. Debemos redoblar los esfuerzos para que no se repita. Muchos lectores me han preguntado por el impacto económico de estos atentados. Lo primero que debo decir es que el miedo no puede ganar, y por ello debemos evitar mensajes alarmistas. Como decía un buen amigo tras los atentados de París, «el próximo viaje, a París». Evitar la profecía autocumplida. Ellos no ganarán.

La aproximación más detallada estima un coste para la economía de 450 millones de euros. La economía europea supone alrededor de 18 billones de dólares. Por lo tanto, como se demostró con los despreciables ataques de París, el impacto es moderado, y se recupera rápidamente. Si analizamos el impacto económico a largo plazo de estos actos terroristas, se demuestra que en un plazo máximo de seis meses se recupera el efecto inicial. No debemos infraestimar la caída del comercio, el turismo y el transporte aéreo, pero tampoco debemos exagerarlo. Más de 400 millones de ciudadanos pueden circular entre los 26 países del área Schengen, y el miedo a nuevos ataques puede tener un reflejo en el crecimiento, pero es precisamente la diversificación en infraestructuras y oportunidades de llevar a cabo la misma actividad de distintas formas lo que ha llevado a que los análisis negativos –que se centran, como no puede ser de otra manera, en el impacto en el tráfico aéreo– hayan demostrado ser muy exagerados. Recordemos que algunos analistas esperaban hasta un 0,4% de impacto en el PIB de Francia por los atentados, y hoy no se estima una cifra ni remotamente similar. La razón fundamental es que los ciudadanos y empresas de todo el mundo no caen en la trampa del terror que quieren imponer los bárbaros fundamentalistas. Se ha visto en al tráfico aéreo. El informe de marzo de la ACI mostraba un crecimiento en 2016 del 6,3%. Lo que debemos hacer es evitar que el miedo nos lleve a limitar el libre comercio y la actividad. No caigamos en el chantaje terrorista.

Luchar contra el terror es defender la libertad. No ganarán.