Julián García Candau
Triunfo individual
El Real Madrid tuvo día de fiesta. Por la mañana celebró las buenas nuevas anunciadas por el presidente, Florentino Pérez, en la asamblea. El club es el más rico del mundo, por encima de Manchester United y Barcelona. En lo futbolístico es millonario en virtudes. Contra el Getafe no tenía que mostrar un juego deslumbrante porque le bastaba con ganar pese a que tuvo que enmendar el error del minuto cinco, en el que un remate de Lafita llegó a la red de Diego López por el desvío de Pepe. Éste encontró el perdón de su pecado con el gol del empate en jugada también embarullada.
El Getafe tenía que practicar un fútbol en el que solamente la contra esporádica le podía aliviar. Marcó el primero y desaprovechó la ocasión de conseguir el segundo. Después ya no tuvo gran presencia. El Madrid, sin exhibir el juego de conjunto que se le pide, halló en las individualidades el modo de ganar los tres puntos. El equipo sigue sin mostrar detalles de cambio. Aún no es posible adivinar los mensajes de Ancelotti. Prácticamente todo lo que ofrece el equipo está visto y tal vez no necesita más. Quizá sería más entusiasmante juego de conjunto, movimientos más armónicos, aunque a lo mejor esto no es ni siquiera necesario para enfrentarse a la mayoría de los equipos españoles. Otra cosa será Europa, aunque el debú de este año ha sido extraordinariamente satisfactorio.
La única frustración de la jornada fue la ausencia de Bale. Iba a debutar en casa y se lesionó en los ejercicios de calentamiento. Le falta pretemporada al galés.
Posdata. Bale tendrá que demostrar que su fichaje es más rentable que los de Isco e Illarramendi.
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