Pilar Ferrer

Un nuevo proyecto

Duran ha jugado limpio y nunca ha engañado a Artur Mas. Hace tiempo que se lo venía anunciando: si la política de CiU daba un giro radical y pivotaba sobre la independencia, él marcaría distancias. Se lo dijo en una larga conversación, la última que mantuvieron hace unos meses, una vez consumada su renuncia a la Secretaría General de la Federación Nacionalista. Era el inicio de un distanciamiento, en el que Duran Lleida veía claramente que CiU quedaba fagocitada por Esquerra Republicana, y aún peor, en manos de la agitación callejera de la ANC y Òmnium Cultural. La gota que ha colmado el vaso.

Es la suya una fidelidad crítica, que ha intentado reconducir una situación imposible. Hace ya tiempo que se lo expresó a Mas: se negaba a ser un político cosmético, y mucho menos un títere de la independencia, bajo la égida de dos activistas, Carme Forcadell y Muriel Casals. El líder democristiano se volcará ahora en su Plataforma de centro político, de cara a todos los sectores sociales que se sienten desencantados. Y lo hará también por las cancillerías europeas, donde goza de entrada y prestigio por su cargo de presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

El revulsivo catalán está servido. Cierto es que en Unió subyace un sector soberanista, pero quedó amortizado en su último comité ejecutivo. La idea futura de Duran está clara: más sociedad y menos despachos, plataformas que den respuesta a los problemas ciudadanos y a la profunda crisis que, a su juicio, atenaza al actual sistema de partidos. La jugada arranca en noviembre, con una cumbre en Barcelona de líderes políticos, económicos y sociales. Para Duran Lleida todavía hay proyecto, protagonistas y votantes.