Iñaki Zaragüeta

Un peligro real

U na cosa tengo clara: hay que tomar en serio, muy en serio, la información que ayer daba mi querido y admirado «Zulo» en estas páginas: «Todas las acciones que las Fuerzas de Seguridad puedan lanzar contra el Daesh-Estado Islámico son pocas ante la creciente amenaza...Y el ideario de reconquistar las tierras que alguna vez fueron musulmanas (entre ellas España).

No me extraña. España continúa estando en su punto de mira. Ya lo estuvo con el asesinato de casi 200 personas –hoy hace once años– porque su objetivo, estoy convencido, era relevar al Gobierno del PP, precisamente las mismas siglas que hoy, como entonces, gozan de mayoría absoluta. Recuerdo que se descubrió documentación suficiente de los yihadistas en la que se indicaba la conveniencia de cambiar un Gobierno popular por uno del PSOE. Y lo consiguieron.

Para ratificar estos más que presentimientos, comprobamos con asiduidad la detención de yihadistas, presuntos, en territorio español gracias a la eficacia de las Fuerzas de Seguridad. Los últimos, en la noche de ayer, pertenecientes a un grupo plenamente operativo e integrado por individuos concienciados para atentar.

Los líderes del Estado Islámico no se andan con sensibilidades a la hora de captar adeptos para sus crímenes. Da igual niños, discapacitados, mujeres... Cualquiera que pueda llevar una mochila o un cargamento letal sirve, tras el oportuno adoctrinamiento, para lo que España se muestra, al parecer, como un escenario idóneo, quizá por la facilidad de entrar y salir. Por todo ello, no conviene olvidar aquello de que, «cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable». Así es la vida.