Mesa del Congreso
Una negociación de nombres y vetos
Qué duda cabe. El acuerdo PP-C’s puede marcar «un antes y un después» en las negociaciones abiertas para desbloquear la legislatura. Los canales de comunicación han quedado abiertos entre las dos formaciones después de que Mariano Rajoy y Albert Rivera tomasen el timón y cerrasen por teléfono el acuerdo para la conformación de la Mesa del Congreso.
El líder de Ciudadanos ofrecía a primera hora en El Escorial, durante una charla informal, señales de la entente cordial. Así, eludía hablar de repetir el esquema actual del órgano de gobierno de la Cámara Baja, con un presidente de diferente color al del presidente del Gobierno, por tanto del PSOE, y limitaba sus deseos a un presidente «constitucionalista». Sin mayores apreciaciones, pero viniendo de boca de Rivera, tan dado al matiz, resultaba muy indicativo de por dónde irían sus pasos.
En efecto, los negociadores naranjas, José Manuel Villegas y Miguel Gutiérrez, tenían la intención de aprovechar su condición de decisivos para inclinar las mayorías de un lado (PP) o del otro (PSOE). La alternativa socialista representaba mezclarse con Podemos y los nacionalistas para salir adelante. Imposible de consumir por Ciudadanos. Aplicado el particular vade retro, sólo podían optar por los populares, pero logrando su objetivo de mantener dos puestos en la Mesa, aunque no les tocase ninguno por su resultado electoral, e imponiendo sus condiciones. La negociación fue compleja, correosa y con vetos de calado a los nombres iniciales que el PP proponía para presidir el Congreso.
Y es que Rivera sólo desbloqueó el acuerdo con Rajoy ante la candidatura de Ana Pastor. Lo hizo después de vetar a María Dolores de Cospedal en primera instancia y luego a Jorge Fernández. El líder de C’s llegó a aducir ante el presidente del Gobierno en funciones sus pegas con perfiles demasiado partidistas e incluso bajo sospecha. La mano tendida de Rajoy le llevó a ceder ante Rivera en aras del pacto. Así lo llegaba a revelar el propio Villegas en conversaciones privadas. Era un paso importante que puede desbloquear la posterior investidura al líder del PP.
Ahora, el objetivo de Mariano Rajoy pasa por seguir profundizando en su alianza con Albert Rivera. Cierto: el camino sigue lleno de baches. Aunque las señales marquen un buen rumbo para encontrar la solución que permita al presidente del PP su objetivo de reunirse con Felipe VI con las bazas suficientes para tener una investidura despejada.
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