Restringido

Vértigo

Se acabó el verano y con él la calma chicha que nos separaba de un otoño de vértigo. Mientras el Gobierno intenta que la recuperación económica se sostenga y que los datos macro se trasladen al empleo y, por lo tanto a la gente corriente, el viaje a ninguna parte de los separatistas catalanes, con Artur Mas a la cabeza, y el ascenso imparable que las últimas encuestas le otorgan al movimiento falsamente asambleario de Podemos, suponen dos retos políticos de primera magnitud a las que deberían enfrentarse desde la unidad populares y socialistas independientemente de los cálculos electorales que puedan hacerse desde ambas formaciones de momento mayoritarias. El empeño de CiU de sacar las urnas a la calle independientemente del seguro bloqueo por parte del Tribunal Constitucional puede colocar al Estado en una situación explosiva si de aquí al nueve de noviembre, no se encuentra una solución inteligente y pactada que evite que el deterioro de la relación entre el Gobierno de España y el de la autonomía catalana se convierta en algo irreversible. Para que esto sea posible tienen que ayudar desde el PSOE, y su nuevo secretario general que mañana se entrevista con Mas en Barcelona, tiene que despejar cualquier duda sobre la posición de su partido ante la consulta secesionista. Hasta ahora, desde las filas socialistas hemos visto demasiada indefinición que se ha intentado tapar con ese mantra del federalismo que ninguno de sus dirigentes es capaz de poner negro sobre blanco con propuestas concretas. En esta última vuelta del camino que conduce a las elecciones municipales y autonómicas de la próxima primavera y a unas generales entrado el próximo otoño, es la hora de la política y no sólo de la aritmética ya sea para contar logros económicos o posibles votos. Si PP y PSOE no son capaces de crear una estrategia conjunta e inteligente para frenar los dos grandes peligros que representan el soberanismo el populismo bananero de Podemos, en apenas un segundo pasaremos del vértigo al abismo.