Toni Bolaño
¡Viva Mortadelo y Filemón!
Mortadelo y Filemón eran dos agentes de la TIA, afamada central de espionaje, que llevaban sus casos rompiendo la barrera del absurdo. Sus aventuras y desventuras reflejaban un alto nivel de esquizofrenia. Su conciencia de la realidad mutaba a ritmo trepidante y veían peligrosas amenazas por doquier porque su percepción o expresión de la realidad estaba, simplemente, alterada. Ibáñez les dio vida y sus aventuras fueron «lo más» pero la realidad ha superado su ficción.
El mundo nacionalista lleva meses viviendo una realidad paralela de nombre CNI, Centro Nacional de Inteligencia, cuyo único objetivo es poner trabas al proceso soberanista. El imaginario independentista ha visto a miles de espías por Cataluña que llevan bajo el brazo un manual –secreto eso sí, pero publicado con todo lujo de detalles– que el mundo del cómic hubiera rechazado por estúpido. Aviones F-18 han hecho vuelos rasantes para amedrentar ciudadanos y, la última, un ciudadano marroquí será expulsado por sus ideas soberanistas.
Àngel Colom, secretario de Inmigración de Convergència, se ha puesto al frente del Centre d'Informació de la Catalunya Independent –CICI en sus siglas en catalán– para denunciar que Noureddine Ziani –presidente de la Unió de Centres Culturals Islàmics a Catalunya y colaborador de Nous Catalans, entidad próxima a CDC– será expulsado por sus ideas independentistas. Le han secundado el secretario de Asuntos Exteriores de la Generalitat, Roger Albiñana, y el eurodiputado Ramón Tremosa, el mismo que con una visión prodigiosa afirmó que en El Prat no podía aterrizar el Airbus 380, el más grande del mundo. Lo clavó hasta que el avión aterrizó.
Sin embargo, la cúpula del CICI se ha topado con el conseller de Interior. La expulsión de Ziani «nada tiene que ver con el soberanismo» ha dicho taxativo Ramón Espadaler. Algún dato debe tener el máximo responsable de la policía catalana para hacer esta aseveración. Quizás, y sólo quizás, conoce más detalles sobre los movimientos de Ziani. Miembros de la comunidad marroquí en Cataluña apuntan a contactos poco claros en Europa y África.
La dirección del CICI sigue defendiendo su teoría siguiendo las tesis de su máxima: si la teoría no concuerda con la realidad, peor para la realidad. Es increíble que el conseller les lleve la contraria. A todas luces está claro que tiene deformada la realidad. Qué sabe la policía catalana en comparación con la experiencia de Àngel Colom. Una experiencia que adquirió en una champañería en Casablanca y que ahora pone al servicio del CICI. ¡Espadaler dimisión! ¡Viva Mortadelo y Filemón!
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