Marta Robles
Vivir con ganas
¿Cuántos años tienes, darling? ¿Y qué más da? La realidad tiene muchas caras y más en este tiempo en el que se puede envejecer más lentamente. Pero, en realidad, ¿que significa envejecer, sino pensar en que el final de la vida se acerca? Tal vez la razón de la existencia tiene que ver con que nuestros minutos, todos ellos, son preciosos, de puro irrepetibles. Lo que hoy vivimos, no volverá a suceder... Es cierto que importan las condiciones en las que vivimos cada instante; pero más allá de las marcas en la piel, lo que cuentan son las emociones, las mismas que consiguen que los recuerdos de los 15, los 20, los 30 o los 40 se vuelvan inolvidables; las mismas que hacen que hoy, como ayer, nos sintamos vivos cuando besamos unos labios o acariciamos una piel, que ya no son tan tersos como antaño. Envejecer es ley de vida. Lo saben los ratones coloraos por mucho que se experimente con ellos. Y hay que llegar a la otra edad, que nunca se sabe si es la tercera la cuarta o la última, simplemente, con ganas de vivirla. Que el corazón y la mirada acompañen es un plus. Pero lo que hace falta, en realidad, es que el espíritu sienta que sigue siendo un privilegio vivir.
Recuerdo una película en la que se decía: «Un hombre tiene la edad de la mujer a la que ama». Mi respuesta es: «La edad de cualquier hombre o de cualquier mujer la determinan sus ganas de vivir y eso, habitualmente, tiene mucho que ver con cómo se mira y se ama a las personas que forman parte de la propia vida».
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