Sin Perdón

El «comunista» Sánchez y la liberal Ayuso

«Ayuso hizo un balance demoledor del Gobierno que, acertadamente, definió como ‘‘desgobierno’’»

No hay duda de que el gobierno de Sánchez forma parte del frente internacional organizado por el Grupo de Puebla. Está en su derecho a la hora de elegir sus socios, sus aliados y sus referentes internacionales. La comparecencia del presidente del Gobierno confirma su evolución de ser un socialista liberal, como lo definían acertadamente sus amigos antes de llegar al cargo, a compañero de viaje ideológico de Kirchner, Boric, Petro, Lula da Silva o Morales. La lista es más extensa, pero sus referentes son los que son y no los que me gustaría que fueran. Nada que ver con la socialdemocracia clásica europea. Es una evolución característica del populismo de izquierda. Por eso, su referencia permanente es su lucha contra la ultraderecha, el fascismo y otras excentricidades propias de la política iberoamericana. Otro aspecto es la sociedad subvencionada y el incremento de la presión fiscal sobre los empresarios. El modelo diseñado por el sanchismo necesita muchísimo dinero para complacer a los estómagos agradecidos, colocar a los amigos o incrementar exponencialmente el número de personas que viven a costa del Estado.

Estas formulaciones de políticas económicas populistas, características de los países gobernados por los comunistas, fueron un enorme fracaso. No es una opinión, sino una realidad que recogen todos los libros de historia de la economía. Por otra parte, es bueno recordar, también, que el comunismo y sus diferentes desarrollos no tienen nada que ver con la realidad y la estética de la Unión Soviética. Ha evolucionado. No hay más que ver al presidente chino Xi Jinping. Ayuso hizo un balance demoledor del Gobierno que, acertadamente, definió como «desgobierno». Una de las frases más duras y contundentes sobre Sánchez fue señalar que «es un comunista al que aplauden los terroristas de dentro y de fuera. Yo dimitiría». Esta apostilla final es imposible. Creo que es más probable que me den el Premio Nobel de Medicina que el líder del PSOE regrese a la centralidad o dimita. Es una suerte que Felipe VI sea el jefe del Estado, que haya medios que no son seducidos por los cantos de sirena del sanchismo y que estamos en la UE.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)