Al portador

El día de los aranceles y la ley de Lavoisier

«El acuerdo aceptado por la UE con Trump es malo, pero si Europa responde con medidas similares, todo será peor»

Antoine de Lavoisier (1743-1794) condensó la Ley de conservación de la materia en una sola frase: «La materia, ni se crea ni se destruye, solo se transforma». Casi tres siglos después, Trump, tras el temido «día de los aranceles» –en teoría hoy, 7 de agosto, pero con el inquilino de la Casa Blanca nunca se sabe–, quizá compruebe que el comercio se comporta como la materia o que es una materia intangible, pero real y cuantificable. Los aranceles, digan lo que digan sus defensores, incluidos los que no dan la cara –los hay en todas partes, también en España, de izquierdas y derechas–, son un mal absoluto. Thomas Showell, nonagenario economista liberal de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, criado en Harlem, lo explicó con la mirada puesta en los trabajadores norteamericanos: «Los aranceles que salvan empleos en la industria siderúrgica significan precios más altos del acero, lo que a su vez significa menos ventas de productos de acero estadounidenses en todo el mundo y pérdidas de muchos más empleos de los que se salvan».

Trump dice que sus aranceles le permitirán recaudar sin subir los impuestos en Estados Unidos y, gracias a eso, mantener el gasto, que no solo no reduce, sino que aumenta. No admite que con sus «tariffs» todo será más caro también para sus votantes y que es utópico pensar que creará empleo. La Comisión Europea y su presidenta, Ursula von der Leyen, están en la picota por el acuerdo aceptado –impuesto– con Trump. El pacto es malo y puede ser peor si el presidente de USA sube los aranceles del 15% al 35%, como amenaza ahora. En la Unión Europea hay quienes reclaman reciprocidad y aplicar a los productos y servicios de USA los mismos aranceles. Sería un error colosal. Subiría los precios de casi todo para los europeos, generaría inflación y no crearía empleo. Además, el comercio se transformaría y encontraría otras vías, quizá a través de México. Europa debe responder a Trump, pero no con más aranceles. Jorge Alonso-Ortiz, del Centro de Investigaciones Económicas de México, y José María da Rocha, de la Universidad de Vigo, en un estudio publicado por Fedea, afirman que «el mayor perdedor de una guerra comercial es el que la inicia». Y añaden: «El comercio ni se crea, ni se destruye, se redistribuye», adaptación de Lavoisier.