El trípode

La dignidad de unas y la indignidad de otros

Al Rey le corresponde comenzar la ronda de consultas prevista en el artículo 99 de la Constitución para proponer por medio de la presidenta del Congreso un candidato a obtener la confianza de la Cámara para ser investido presidente del Gobierno

Tras la alegría por el extraordinario triunfo de ayer de nuestras futbolistas convertidas en Campeonas del Mundo, hoy aterrizamos en otra realidad no tan feliz. Al Rey le corresponde comenzar la ronda de consultas prevista en el artículo 99 de la Constitución para proponer por medio de la presidenta del Congreso un candidato a obtener la confianza de la Cámara para ser investido presidente del Gobierno. Este trámite de nuestro régimen político es el propio de toda Monarquía parlamentaria y hasta ahora no había significado ningún particular problema en las 14 legislaturas precedentes –con la excepción de cuando Mariano Rajoy declinó en enero de 2016 la invitación a presentarse a la investidura ante la evidencia de ser materialmente inviable. Pero en ningún caso se produjo una situación como la actual con cuatro formaciones políticas –ERC, Junts, EH Bildu y BNG– que suman 21 escaños, que no han designado representantes políticos para trasladar al Jefe del Estado su posición política ante la investidura. Este hecho no es sólo un mero –aunque grave– desaire institucional a S.M. el Rey, sino una prueba palpable de su deslealtad constitucional, ya puesta de manifiesto en sus (presuntas) fórmulas de acatamiento a la Constitución que significaron auténticas proclamas políticas reivindicativas de sendas repúblicas catalana y vasca (sic). Y el gesto acrecienta si cabe aún más su gravedad cuando se constata que son precisamente esas fuerzas políticas las que con sus votos previsiblemente van a mantener en la Moncloa al señor Sánchez como vienen haciendo desde que –al margen de las urnas, que por dos veces le rechazaron con el peor resultado del PSOE desde 1977, con 89 y 84 diputados respectivamente– le colocaron allí para extenderles una alfombra roja a los secesionistas. Sin sus votos, Sánchez sólo dispone de 152 asegurados de momento, frente a los 171 de Feijóo, por lo que se abre el debate acerca de si el Jefe del Estado –símbolo de su unidad y permanencia– tiene el deber constitucional de proponerle a la investidura. En primer lugar porque esas formaciones no han cumplido el trámite del art 99 al no proponer al Rey ningún candidato, y en segundo lugar porque sus objetivos pública y reiteradamente expuestos son la «amnistía y el referéndum» en términos netamente inconstitucionales. Con estos mimbres más la «plurinacional suma» comunista de Yolanda, va a tejerse la urdimbre de la «gobernabilidad» de España. El PSOE ha optado nuevamente por Sánchez frente a España y su dignidad, siendo el único partido nacional que para mayor escarnio, mantiene en sus siglas y denominación la E de «español». Nuestras mujeres futbolistas sí la ostentan con orgullo y dignidad.