Ventanilla única
Disonancia cognitiva y paráfrasis gubernamental
El ministro debería centrarse en dotar a los cuerpos de seguridad de los medios de los que carecen, abonarles un sueldo digno de su trabajo y no mentir sobre las cifras de delincuencia
La pasada semana ocurrió una circunstancia que no por desapercibida –dado el desaforado nivel del volumen acústico provocado por la flotilla– no dejó de ser importante por la vergüenza ajena que me ha provocado. El pasado jueves, en el Día de la Policía Nacional, el presidente del Gobierno agradeció públicamente a través de las redes sociales la labor de los más de 76.000 hombres y mujeres que forman parte de este cuerpo de seguridad del Estado, a los que felicitó efusivamente por su compromiso con la defensa de los derechos y libertades. En un mensaje en X, Sánchez se dirigió a los agentes a los que dijo que son el «orgullo de un país y ejemplo de una sociedad democrática, moderna, solidaria y comprometida con la defensa de los derechos y libertades. Gracias por vuestra entrega y profesionalidad».
A los ciudadanos que como yo no salen de su asombro con «nuestro» presidente, estas palabras vuelven a sonarles huecas, a limpieza de imagen, a cortina de humo, a disonancia cognitiva entre lo que dice y lo que piensa, antífrasis retórica en la que usa una palabra con un significado opuesto a lo que en el fondo su cabeza masculla. Y en modo de paráfrasis y en la misma red social, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le siguió el juego afirmando que España es cada día un país más seguro gracias al trabajo «incansable» de la Policía. En un vídeo adjunto, el ministro agradeció el esfuerzo de los agentes, a los que considera «un pilar fundamental de nuestra seguridad y de nuestra convivencia, siempre en primera línea allí donde se os necesita». Según Marlaska, España puede presumir de ser uno de los países más seguros del mundo con la tasa de criminalidad convencional más baja de la serie histórica, gracias al esfuerzo diario de miles de agentes «que velan por la seguridad en nuestras calles, por nuestras familias y nuestro futuro. Cada intervención, cada investigación, cada servicio refleja una entrega que va mucho más allá de un trabajo. Es vocación, es compromiso con la sociedad, es ejemplo del mejor servicio público».
Bonitas palabras si de verdad ambos cumplieran con el mandato que les fue encomendado a uno y otro. El presidente no ha dejado de acosar, hostigar, perseguir e incluso acorralar con fontanería chusca el trabajo de la UCO y de todos aquellos que destapan las corruptelas que le rodean. Y el ministro debería centrarse en dotar a los cuerpos de seguridad de los medios de los que carecen, abonarles un sueldo digno de su trabajo y no mentir sobre las cifras de delincuencia.